Desde el punto de vista económico, hay una gran oportunidad para que las empresas también se beneficien de esta transición, ya que los costos de la energía renovable se han reducido significativamente en la última década, volviéndose una opción viable y competitiva, al no estar sujetas a la volatilidad de los combustibles. También hay un beneficio desde el punto de vista geopolítico; una mayor adopción de energías limpias favorece la independencia energética.
Si bien las ventajas que esto traerá para el país son claras, aún queda definir ciertos puntos que contribuyan a concretar estas metas, tales como:
1. Implementar regulaciones que impulsen la adopción de energías limpias
México cuenta con regulaciones asociadas al medio ambiente como la Ley General de Cambio Climático y la Ley de la Industria Eléctrica, ambas fundamentales en la transición a net zero. Un marco regulatorio claro, adecuado y que incentive a las empresas nacionales y extranjeras a reducir sus emisiones, acelerará este proceso. De hecho, hemos visto por medio de nuestros estudios que el 80% de las personas tienen mayor afinidad con empresas preocupadas y que actúan a favor del medio ambiente y el cambio climático, incluso 6 de cada 10 CFO priorizan el desarrollo de métricas y reportes sobre ESG para inversionistas.
2. Invertir en proyectos de investigación y desarrollo (I+D)
México cuenta con gran talento en el campo de las ciencias básicas, y por ello, tiene el potencial de utilizar la I+D para innovar. Actualmente ya contamos con tecnologías que nos ayudarán a eliminar la quema de gas y petróleo, pero tenemos alrededor de 25 años para desarrollar tecnologías complementarias que nos aseguren llegar a nuestra meta, a la vez que generamos valor.
3. Desarrollo de infraestructura
Las metas y las intenciones están ahí. Sin embargo, para materializarlas es necesaria la creación de acciones conjuntas entre el gobierno y la industria privada, como por ejemplo fortalecer y modernizar las líneas de transmisión y distribución eléctrica.
Otro ejemplo de esto es la industria automotriz. Para lograr que en 2030 el 50% de las ventas de vehículos sean de cero emisiones, se necesita de ambos actores; por un lado, se requiere un compromiso por parte de las empresas del sector automotriz para contar con la producción necesaria de automóviles eléctricos. Por el otro, se necesita del desarrollo de infraestructura que permita la movilidad de este tipo de vehículos. Es decir, múltiples puntos de centros de carga, entre otros.