En enero de 2022, Jane Fraser, directora ejecutiva de Citigroup, anunció que uno de los caminos para desincorporar a Banamex de Citigroup era la colocación de una Oferta Pública Inicial (OPI), en caso de que la operación de venta no fuera la mejor opción para los accionistas, los empleados, los clientes y los intereses de México. Así, después de un largo proceso, esta historia regresó a su punto de arranque.
Este proceso de compra, además, fue muy complejo y complicado, entre otras cosas por la naturaleza de estos nuevos tiempos en los que un anuncio público se sujeta a una multiplicidad de factores: la mirada escrupulosa de la prensa y de analistas, el abierto interés de muchos potenciales compradores, las estrategias de los competidores en descarrilar el proceso, el encendido debate en las redes sociales…
La ‘cereza del pastel’ fue el factor político. Está claro que Citigroup se decantó por la OPI para evitar que la mano de Andrés Manuel López Obrador siguiera contaminando el proceso.
Ahora, se abre un nuevo capítulo en la historia de Banamex en el que, ciertamente, se seguirán manifestando los mismos elementos que en su primera temporada, pero en un proceso más controlado, más regulado.
En primer lugar, hay que entender qué es una OPI: es la primera emisión y venta de acciones de una empresa al público inversionista; es necesaria una valuación de ésta para después estimar el precio por acción; el valor de una empresa depende de los ingresos esperados a futuro, de tal forma que los factores que pueden jugar a favor o en contra de dicha valuación son el desempeño de la empresa y los riesgos a los que ésta se expone, las expectativas de crecimiento económico del país, la tasa de interés del mercado, el entorno económico, entre otros elementos.
Dicho lo anterior, a partir de ahora, todos los escenarios son posibles.
La ‘prueba de fuego’ para Citibanamex. Lo que viene es un intenso proceso de separación legal, operacional entre Citi y Banamex. Esta transición, al mismo tiempo, trae consigo un desafío para Citibanamex: no perder mercado; durante muchos años fue líder en captación, pero ahora comparte esta posición con BBVA, lo que lo obliga a fortalecer la disciplina de su management. Para 2024, se deben tener dos figuras legales, dos bancos sólidos con buenas utilidades.
La verdadera realidad de Banamex. A raíz de las auditorías que se ejecutarán, será posible fijar, entre otros puntos, cuántas utilidades está generando el banco y qué tan relevante es en el sector, para que después sea posible determinar su valor. Sin duda, junto con el primer escenario, este es el camino más largo de esta historia pero el que determinará si Banamex vale 7,000 millones de dólares, menos o más. Aquí se verá si la decisión tomada por Citigroup fue la más acertada.
AMLO y su ‘torcida’ narrativa. El presidente seguirá influyendo en este proceso con una narrativa que da lugar a muchas interrogantes, pero también a pensar que detrás de sus dichos hay extrañas intenciones. No se tiene claro cuál sería el mecanismo a través del cual el gobierno podría adquirir acciones de Banamex. Por lo pronto, está sembrando la idea -perversa para muchos y pegajosa para otros- de que el Banco Nacional de México puede ser del ‘pueblo bueno’.