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Ante la ebullición, trinidad con honestidad

La ebullición global es una realidad apremiante que exige una respuesta urgente.
mié 16 agosto 2023 05:59 AM
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Durante la primera y tercera semana de julio pasado, la temperatura del mundo superó - temporalmente- 1.5 grados los niveles promedio.

(Expansión) - Julio 2023 seguramente quedará grabado en los libros de historia y en la mente de todos los habitantes de la Tierra como el mes más caluroso jamás registrado. Esto no solo es una percepción porque, según las observaciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio Copernicus de la Comisión Europea, durante la primera y tercera semana del mes, la temperatura del mundo superó - temporalmente- 1.5 grados los niveles promedio.

Esto es un punto de no retorno en la crisis climática. “Es aterrador…”, sentenciaba António Guterres, Secretario General de la ONU, previo a anunciar que hemos dejado atrás el ya tan manoseado término “calentamiento global” para entrar en la era de la ebullición. La frase encapsula una verdad innegable: el cambio climático ya no es una amenaza distante, sino una urgencia inminente que requiere una acción global decidida.

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El panorama no es muy alentador cuando nos enfrentamos al uso excesivo de combustibles fósiles -80% del consumo de energía-, a desastres naturales como incendios forestales o inundaciones, consecuencia innegable del aumento en las temperaturas, y a la desigualdad que aún hoy existe en el ámbito energético.

Pero, ¿qué implica una acción conjunta que signifique, si no un cambio, sí al menos una respuesta coherente ante la situación que hoy vivimos? Desde mi punto de vista, los gobiernos tienen un papel crucial que desempeñar en la lucha contra la ebullición climática. La adopción de políticas ambiciosas de reducción de emisiones, la promoción de energías limpias y la inversión en infraestructura sostenible son pasos ineludibles.

Además, cada persona también tiene el poder de contribuir al cambio. Desde adoptar prácticas de consumo sostenible hasta reducir la huella de carbono, las elecciones cotidianas pueden tener un impacto significativo. La educación y la sensibilización son vitales para empoderar a las personas a tomar decisiones informadas y responsables.

Las empresas también desempeñan un papel clave. La transición hacia prácticas comerciales sostenibles, la inversión en tecnologías limpias y la adopción de operaciones bajas en huella de carbono o definitivamente carbono neutras son pasos esenciales.

Si abordamos esta nueva era desde una visión tripartita, asumiendo la responsabilidad conjunta y con plena conciencia de que un acto local afecta también a la globalidad, tendremos una oportunidad más real de combatir los efectos que nosotros mismos hemos provocado en el mundo.

Lamentablemente, lo anterior requiere una cualidad de la que muchas veces carecemos los seres humanos: la honestidad. Ser transparentes con nuestras mediciones y aceptar, con todo lo que esto implica, los valores numéricos reales derivados de nuestra actividad, por ejemplo, nuestra huella de carbono o la cantidad de agua que consumimos será una de las barreras a vencer.

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Recordemos que aquello que no es medible no está sujeto a mejoras. Por ende, si nuestro objetivo es realizar una transición de manera amigable hacia actividades más sostenibles, entonces debemos asegurarnos de que cualquier afirmación sobre nuestras actividades, productos o servicios sea real, precisa, trazable y verificable.

Es todo un reto, sin embargo recordemos que estamos en la plenitud del siglo XXI y que contamos con un sinnúmero de herramientas tecnológicas como el blockchain, la Inteligencia Artificial, los modelos matemáticos y la data mining, entre muchos otros, para realizar mediaciones y predecir comportamientos que nos permitan migrar hacia entornos verdes.

La ebullición global es una realidad apremiante que exige una respuesta urgente. Las palabras de Guterres son un llamado a la acción, un recordatorio de que no hay tiempo que perder. Los desafíos son enormes, pero la capacidad humana de respuesta también lo es. La era de la ebullición climática es un desafío compartido que requiere el esfuerzo concertado de gobiernos, individuos y empresas en todo el mundo.

Nota del editor: Cristian Bustos es CEO y socio fundador de Beeok scale. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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