Por un lado, la temperatura estimada del 17 de noviembre, así como la del 18 —que también sobrepasó los 2 grados centígrados—, se refiere a un promedio diario. En cambio, lo planteado en el Acuerdo de París se refiere a un promedio a largo plazo.
Imaginemos una hebra de estambre cuyo color representa la temperatura promedio de un día, al entramar esa hebra con otras 364 tendremos un tapiz que refleja el promedio de la temperatura anual. Algunas hebras son más calientes y otras más frías. Es de esperar que ocasionalmente aparezcan días excepcionalmente cálidos, como sucedió el 17 y 18 de noviembre, cruzando umbrales nunca antes alcanzados. Sin embargo, la medida crítica para el Acuerdo de París tiene más que ver con el patrón que emerge en el tapiz anual, no con las hebras individuales.
Este evento, en el que se superaron los 2 grados de temperatura diaria, tiene un impacto más metafórico que físico. No es que cruzar esa marca desencadene automáticamente una serie de nuevos efectos climáticos, pero sí es como un cubetazo de agua fría que nos hace tomar conciencia y nos alerta de que estamos acercándonos a niveles críticos.
Establecer récords de temperatura como estos es más común en años como este, en los que no solo los gases de efecto invernadero de origen industrial están calentando la atmósfera de manera notable y creciente, sino que también influye la variabilidad natural del clima. En este caso, el fenómeno de El Niño Oscilación del Sur ha contribuido a que el estado del sistema climático sea particularmente cálido. Pero a diferencia de El Niño, que eventualmente se debilitará en unos años, se prevé que el cambio climático siga incrementando al menos de que hagamos algo al respecto.
Si bien el año 2022 cerró con una temperatura media global de 1.4 grados por encima de los niveles preindustriales , análisis recientes indican que es posible aún limitar para el año 2100 la temperatura por debajo de los 2 grados si actuamos rápido y con todas nuestras cartas disponibles. Afortunadamente, incrementar el nivel de mitigación del cambio climático sí tiene precedentes, tan sólo hay que recordar cómo hace una década se daban por hecho escenarios en que la temperatura global subiría por encima de 4 o 5 grados , cuando hoy vemos que estamos encaminados hacia un aumento entre 2.4 y 2.6 grados .