Con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 aproximándose, los organizadores se enfrentan a un desafío monumental en términos de ciberseguridad, al ser un evento inmerso en una era digital marcada por el aumento en la sofisticación y el volumen de los ciberataques y la presión y vigilancia internacional sobre la protección de infraestructura crítica y de los miles de datos sensibles que se deben resguardar.
El desafío de la ciberseguridad en los Juegos Olímpicos de París 2024
Este evento mundial congregará alrededor de 10,500 atletas, cuya única preocupación debiera ser demostrar su excelencia deportiva. Sin embargo, en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (que, finalmente, se celebraron en 2021), se detectaron 450 millones de comunicaciones no autorizadas. Así que, en espera de que ese número se multiplique por 10, París se prepara ahora para bloquear posibles amenazas.
De hecho, recientemente fue hackeada la cuenta de la red social X de la ministra francesa de Deportes, Amélie Oudéa-Castér, donde los ciberdelincuentes cambiaron la foto de perfil y publicaron un mensaje de phishing para disuadir a sus seguidores a dar “clic” a un enlace malicioso. Aunque esto no tuvo un impacto mayor, sí refleja parte de lo que podría estar maquilándose tras bambalinas.
Además de tener visibilidad y dar muestra de su poderío, existen diferentes motivaciones que podrían impulsar a los ciberdelincuentes a convertir a la capital francesa en blanco de ataques, entre ellas están los factores geopolíticos. Por ejemplo, la participación de Francia en varios conflictos globales puede desencadenar ciberataques de represalia.
Otro impulsor sería activar una campaña de desinformación, que dañe la reputación y la confianza en el evento mediante la difusión de información falsa y violaciones a la integridad y la confidencialidad de datos reales.
Las ganancias económicas son otro incentivo que amplía las formas de ciberataques. Estos pueden incluir estafas, robo de datos, ataques de phishing y la creación de sitios web fraudulentos dirigidos a espectadores, atletas y personal de apoyo.
Adicionalmente, el uso extendido de redes WiFi públicas por parte de turistas y asistentes plantea otros riesgos. Los cibercriminales podrían interceptar fácilmente los datos transmitidos a través de estas redes, lo que resultaría en el robo de información confidencial y personal.
Por eso, como participantes, visitantes o simplemente espectadores, se recomienda:
- Utilizar contraseñas seguras y habilitar la autenticación de dos factores en sus dispositivos.
- Comprar las entradas en sitios web oficiales de los Juegos Olímpicos.
- Usar datos móviles seguros o una red privada virtual (VPN, por sus siglas en inglés) para todas las transacciones y las comunicaciones que involucren información sensible.
- Evitar las redes WiFi públicas para proteger la integridad de los datos personales y financieros.
- Desconfiar de los mensajes de correo electrónico no solicitados.
- Descargar aplicaciones olímpicas únicamente desde tiendas oficiales.
- Evitar usar estaciones públicas de carga USB.
- Verificar las URLs de las páginas web que se visitan.
Esto no solo fortalecerá las capacidades de ciberseguridad mediante la experiencia adquirida en prevención, sino que también sentará un precedente para futuros eventos internacionales, donde la protección digital es ya tan crucial como la seguridad física.
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Nota del editor: Manuel Alexandro Moreno Liy es Director de Habilitación de Ventas de Seguridad en IQSEC. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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