Estamos en un mundo donde a cada momento oímos pretensiones tecnológicas, pero nada es más real que la Inteligencia Artificial con sus cambios que dan pista a nuevos moldes, para que los estrategas digitales patenten procesos. Estos protocolos ayudan a responder a las expectativas del mercado y a pesar de esta aparente certeza con que funciona la IA, sigo atestiguando incertidumbre sobre lo que es en realidad dicho desarrollo.
Inteligencia Artificial, ¿el asset más valioso del marketing digital?
Sabemos que la tecnología, en general, es un tremendo detonador de la evolución y en marketing digital es un pilar fundamental de avances a los que se han sumado las empresas para poder conectar con las necesidades de los consumidores, por lo que se vuelve definitivo asumir actividades que ayuden a mantener el ritmo con el acelerado crecimiento digital.
Hoy en día también sabemos, los que estamos inmersos en el universo del marketing digital y hemos tenido su pulso a lo largo de estos años, que ha pasado de ser un escenario del que se hablaba a futuro a un presente altamente demandante de acciones con estrategias sólidas y puedo dar cuenta de lo importante que es para el día a día de un mercadólogo digital, la adopción de nuevas tecnologías, sin estigma en su uso.
La IA, más que una tendencia, una necesidad
Estamos en un vertiginoso camino de generación de datos, donde la constante creación de información es pauta para que tecnologías como la Inteligencia Artificial se conviertan en oportunidad de resolver actividades de gran complejidad, donde el aprendizaje automático o el procesamiento de lenguaje humano son una constante en dicha área.
Pensemos en dar significado a lo que destilan los datos una vez que se someten a diseñar estrategias de marketing digital, sin las cuáles no se podría entender las redes sociales, el tráfico a sitios web o más importante, el entendimiento de los datos que sirven para identificar a la audiencia y poder tomar con ello mejores decisiones. El apoyo de la Inteligencia Artificial se vuelve crucial en darle valor a la “data”.
Más allá de esta pretensión, la Inteligencia Artificial parece ser más un hábito de cómo hacer marketing digital con una toma de decisiones impulsada por el entendimiento de los datos, ya sea la segmentación de audiencias o la personalización de los contenidos, los entornos en los cuales se procesa la información llevan a los consumidores a ser afables a demandar experiencias con base en la información entregada, es decir, hay una predisposición a acciones como la personalización de información con base en necesidades, preferencias incluso con decisiones no tomadas, como qué dejamos en el carrito de compra artículos seleccionados en una tienda web.
Imaginemos a un fan de Taylor Swift en un entorno donde no pudo acudir al tour de la cantante cuando vino a México. La decisión de compra parece evidente y es la de buscar alternativas que la lleven a vivir la experiencia. Esto lleva a la acción. Entra a escena una cadena de cines como Cinépolis, a motivarse a proyectar en sus salas de cine el tour de la cantante estadounidense, por lo que se encuentra a un consumidor con la decisión de comprar en el momento del anuncio, sus entradas para vivir la experiencia. Así funciona la personalización con la Inteligencia Artificial, llamando a un consumidor a una sala de cine, como espectador de una experiencia que por otro tipo de contenido no se habría decidido a acudir a la sala.
El trabajo que se ha hecho en Inteligencia Artificial ha permitido el descubrimiento de nuevas estrategias como la automatización, que es un sinónimo de la logística, clave en las empresas para ser rentables.
Con la automatización, por ejemplo, una pauta publicitaria puede cambiar en tiempo real para tomar la mayor ventaja de esa pauta y ayudar a la marca a que su inversión se convierta en una interacción sincera con el mercado.
Esta franqueza que se busca con la Inteligencia Artificial ha iniciado debates éticos que parten de la transparencia y responsabilidad de las empresas en el manejo de datos, para poder ser una fuerza transformadora en marketing digital y no un desacelerador de la industria, que impida llegar a nuevas metas como el aprendizaje automático, donde la Inteligencia está en una constante digestión de datos, donde así como quedan a la vista las oportunidades, también podemos vislumbrar las amenazas ante las cuales un margen de acción preciso y oportuno se vuelve necesario.
La virtud digital de la que se hacen las empresas que confían en este canal, lleva a una inversión eficaz para hacer de cualquier negocio el mejor resultado de análisis de datos históricos, patrones emergentes y tendencias, donde saber las oportunidades es hacer uso de la disciplina que la Inteligencia Artificial dicta.
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Nota del editor: Fernando Treviño es CEO fudador de la consultora Mescalina. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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