En una realidad donde la Inteligencia Artificial (IA) toma más fuerza día con día, es natural que su uso permee a diferentes áreas. Dentro de estos usos se encuentra el campo de las inversiones. Uno de los principales valores que aporta la IA en él es la capacidad de potenciar las habilidades de los analistas financieros humanos. Estoy convencido que la IA no viene a sustituir a las personas, su buen uso actúa como un amplificador de inteligencia que las libera de tareas rutinarias y repetitivas, permitiéndoles enfocarse en aquellas áreas de valor donde la creatividad, la intuición y la interpretación serán insustituibles.
La relación intrínseca de las inversiones con la IA. ¿Hacia dónde va?
Las inversiones no son un área desconocida para la IA, cada vez son más las aplicaciones que están llegando al sector financiero con el objetivo de hacer más eficiente la gestión de inversiones, reducir riesgos y mejorar rendimientos. Puede encargarse de procesar en segundos enormes cantidades de datos financieros, detectar patrones y ejecutar complejos cálculos, mientras que el analista aporta la capacidad de interpretar esos patrones en su contexto, y decidir cuáles opciones se alinean mejor con la estrategia particular de un cliente o cartera. Este es el valor intrínseco de la humanidad, llevar una gran cantidad de datos y sus evaluaciones a decisiones acertadas en beneficio que impacte a la sociedad.
Hablemos de México, donde el índice de alfabetización financiera es del 58.2%, lo que evidencia la gran oportunidad en materia de educación en esta materia que tenemos por delante. Y, por otro lado, sólo el 1% de la población utilizando algún producto de inversión, nos lleva a pensar que están directamente relacionadas la educación y la falta de inversión en el país, y es nuestra labor consultora, impulsar el potencial del dinero de los inversionistas actuales y potenciales.
Por una parte, es labor de las personas con experiencia, y no algoritmos, que ayuden a definir cuáles son las áreas donde las personas necesitan estar capacitados para una mejor toma de decisiones, análisis de datos y construcción de estrategias únicas. Por otro lado, la IA deberá evolucionar de forma que acompañe la curva natural del aprendizaje e incluso, mediante algoritmos e “inteligencia adquirida” pueda predecir comportamientos en el mercado, que impulse a los individuos a aprobar o desistir de los pasos a seguir en su estrategia financiera.
Ahora, pensemos en combinar estos elementos, una educación financiera oportuna, focalizada en el futuro de las finanzas y las herramientas de soporte que evolucionan con el ecosistema, y por el otro lado, la IA, la proveedora de estos productos que impulsen a hombres y mujeres a través de datos, predicciones y patrones a tomar decisiones más informadas. Este deberá ser el futuro de las finanzas, inteligencia que empodere a las personas a formar un camino financiero exitoso.
Actualmente ya existen múltiples aplicaciones de IA en el plano de las finanzas e inversiones, entre las que destacan las de carácter predictivo, que pretenden generar rendimiento de una manera continua, como el machine learning, una rama de la IA que permite que las máquinas aprendan sin haber sido programadas para ello, lo que genera una capacidad de identificar patrones entre los datos para hacer predicciones.
El uso de esta tecnología ha facilitado el proceso de inversión que incluye la investigación, el análisis y la toma de decisiones ya que aumenta las capacidades cognitivas de los analistas y gestores, sin necesidad de tomar días en analizar grandes bases de datos.
Cuando se combinan adecuadamente, las capacidades predictivas de la IA y la capacidad de análisis de los expertos se potencian mutuamente. Al final los beneficiados serán aquellos que, en principio, tomaron la decisión de invertir y obtendrán esa consultoría financiera ágil, optimizada y altamente humana.
Así que utilizar con prudencia e inteligencia las nuevas tecnologías que la IA nos provee ayuda a mejorar las decisiones financieras, potenciar las inversiones y adaptarnos a un mundo cada vez más veloz y cambiante.
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Nota del editor: Alberto Martínez es CEO de DIAM. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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