La preocupación por el futuro de la escritura, tanto en el estudio como en la práctica, es algo con lo que nos encontramos a diario entre la comunidad de académicos. Algunos creen que la escritura desaparecerá debido a la gran presencia de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestras vidas. Y, verdaderamente, puede que la escritura tal como la conocemos ya no exista, pero no desaparecerá, solo evolucionará. Como evolucionó de la piedra al papel y del papel a la máquina de escribir, luego a la computadora. La IA no vino a llevarse los vestigios de redacción creativa, vino a plantear nuevos desafíos para redireccionarla y adecuarla a las nuevas generaciones de nativos digitales.
La escritura no desaparecerá, solo evolucionará

La manera de conducir el proceso de escritura sin duda sufrirá modificaciones con el amplio uso de la IA, pero no va a desaparecer, quiero ser enfática en este punto. Si bien el reto es mayor, porque implica rehacer formatos y repensar metodologías de aprendizaje, es necesario vincular la enseñanza de las habilidades de redacción y pensamiento crítico a las nuevas tecnologías que, sin duda, estarán presente en el mundo laboral de los futuros profesionales.
El manejo y conocimiento de la IA hoy es un skill que muchas compañías están solicitando a la hora de contratar nuevos talentos, convivir con esta tecnología y utilizarla para mejorar procesos parece ser clave a la hora de eficientar las horas de trabajo. Por tanto, como académicos, es nuestro deber pavimentar un camino de buen uso y de apoyo a las habilidades que, en nuestra calidad de humanos, son irremplazables.
Entonces, como tal, no es que el proceso creativo de la escritura tenga un fin, sino más bien, es replantearse cómo estamos integrando las nuevas herramientas disponibles, en el aula y en el mundo, en la creación de un trabajo escrito. Según la información que hemos recolectado en el aula y entre nuestra comunidad, el desafío más grande la integración la IA en la redacción académica es definir para qué se usa y cómo se usa. Nuevas actividades como pedir a la IA que ayude en la lluvia de ideas o que haga un resumen de información - que luego se debe corroborar- para iniciar un texto o ayudar en la búsqueda de nuevos conceptos, están cambiando las reglas del juego de la escritura.
Bajo ningún caso una IA debe escribir un trabajo académico en su totalidad y es ahí donde todavía hay mucha oportunidad de mejora. Con el ajustado tiempo con que cuentan los profesores, si se requiere una revisión exhaustiva, y el uso limitado de verificadores de IA en las evaluaciones, la identificación del mal uso de este recurso es difícil de comprobar. Sin embargo, resulta crucial trabajar en políticas que ayuden a crear conciencia en los estudiantes y regular los usos apropiados de la IA.
Según el último reporte Time for Class 2024, el 76% de los administradores indica que sus instituciones no han desarrollado o implementado políticas institucionales sobre el uso de herramientas con IA, el 37% asegura estar trabajando activamente en la elaboración de estos códigos y sólo el 24% ya las ha puesto en práctica. Por tanto, la brecha es bastante alta y es urgente poner atención en este punto antes de ampliar la incorporación de la IA en los procesos educativos.
La IA se va a seguir usando en el aula, quieran o no los profesores o los administradores educativos, es algo que va más allá y que está irrumpiendo en la sociedad en general. Por lo tanto, es importante generar espacios de confianza, de uso asistido y de guía, con el objetivo de evitar malos entendidos y apoyar el desarrollo de habilidades a pesar de que existan cada vez más herramientas que facilitan la vida.
De hecho, según el estudio citado, las instituciones también se están inclinando más hacia revisar las estrategias de evaluación (26%) y adoptar herramientas de detección (20%) en lugar de prohibir directamente el uso de la IA (18%). Estos resultados reflejan un enfoque pragmático, que reconoce la inevitabilidad de la integración de la IA generativa en los entornos educativos.
Entendemos que los cambios siempre son difíciles de abordar, pero ahora no estamos solo frente a un cambio pasajero, es más bien una transformación de paradigma en el que la escritura, lejos de verse afectada, debe reforzarse y reorientarse hacia las nuevas habilidades de las generaciones futuras. Repito, la escritura no va a desaparecer, solo está evolucionando, igual que la humanidad.
____
Nota del editor: Belén Correa es Directora de Turnitin para LATAM. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión