Los seres humanos se equivocan al tomar decisiones y por ello necesitan de una guía que los oriente o los motive a seguir haciendo elecciones. Esto, en resumen, forma parte de la economía del comportamiento, un concepto del que diversas industrias tecnológicas se han valido para tener un mayor impacto en sus usuarios.
De acuerdo con el Proyecto de Integración de Ciencias del Comportamiento y Economía de la Facultad de Psicología de la UNAM, esta disciplina se basa en la idea de que los seres humanos no son completamente libres e independientes. Más bien, el comportamiento depende de factores históricos, sociales, culturales e individuales.
Mijael Feldman, CEO de la empresa Getxerpa, resalta que la economía del comportamiento también se basa en sesgos del pensamiento humano para orientar la toma de decisiones y si bien el ideal es usar ese conocimiento para proponer soluciones a problemas, la industria tecnológica lo ha acogido para hacer propuestas más relevantes en los consumidores.