Malmesbury, Reino Unido. La innovación no es lineal y pensar que se puede lograr un avance tan constante es un despropósito. Eso lo tienen claro en Dyson, una empresa de tecnología donde el camino hacia la originalidad está marcado por equivocaciones y la comprensión de qué falló en el proceso.
Dennis Matthews, un microbiólogo que se encarga de estudiar el polvo en Dyson, platica que los desarrollos de la empresa no son valiosos sólo por lo que entregan al usuario, sino también por la comprensión que tienen de la tecnología y la investigación que realizan alrededor de ella.
La innovación en Dyson, comenta Matthews, se fundamenta en “analizar para encontrar problemas que afectan a la gente. Para ello debemos pensar en cosas que no se ven, como los microorganismos”. El ejemplo del polvo es uno de los más relevantes al interior de Dyson, pues les mostró que había problemas que necesitaban reenfocarse y así lograron mejorar sus productos
Oliver Toogood, ingeniero sénior de diseño en Dyson, está de acuerdo con la premisa de su colega y agrega que no se trata de hacer dispositivos más inteligentes, sino crearlos a partir de un pensamiento inteligente, lo cual implica entender los detalles y errores de su tecnología para modificar el rumbo hasta encontrar los resultados esperados.