México tiene puesta toda su atención en lo que sucede en el Senado de los Estados Unidos, y esta vez es por el debate sobre el otorgamiento de estímulos fiscales a los productores de autos eléctricos en suelo estadounidense, y que de aprobarse desatarían una serie de "represalias" por parte del gobierno federal.
La Secretaría de Economía aseguró recientemente que evalúa “ todo tipo de represalias ” en caso de que la medida sea aprobada, precisando que serían “tiros de precisión”.
La Cámara alta estadounidense contempla debatir e incluso aprobar la medida antes de que finalice el año,
De ser aprobado el estímulo fiscal entrará en vigor hasta el año 2027.
Para Fernando Ruiz, director general del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce), la medida que va en contra el espíritu del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y del libre comercio en general.
México puede responder vía la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos, así como establecer límites a la producción o proveeduría de algunas autopartes que se exporten a Estados Unidos, comentó Virginia Ríos, integrante de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana (UP).
Para México la industria automotriz resulta muy importante, pues representa casi el 4% del producto interno bruto (PIB), además una cuarta parte de las exportaciones mexicanas corresponden a la industria automotriz y es responsable de casi un millón de empleos directos, más los puestos indirectos, coincidieron los especialistas entrevistados.
Aunque existen varias alternativas para México, hay que ser cuidadoso con la respuesta, pues “si ponemos, por ejemplo, barreras no arancelarias, vamos a complicar la operación del T-MEC. Tenemos que actuar buscando resolver el tema”, advirtió Fernando Ruiz.
Agregó que se tiene que pensar en el mediano y largo plazos, con mucho cuidado y mucha habilidad “porque podemos meternos en líos en el que ellos (Estados Unidos) nos saquen otra medida y caer, como con China, en una guerra comercial”, añadió.
Es posible que Estados Unidos quiera condicionar el retiro de esta medida con sus diferentes socios comerciales. “No lo sé, pero podría ser. No lo había pensado, pero siempre puede ser una opción”, dijo el directivo del Comce.
En el caso de México, podría ser utilizado para presionar algunos puntos de la reforma eléctrica, propuesta por el gobierno federal, que busca fortalecer a las empresas productivas del Estado: Pemex y CFE.
Además, en el país tampoco se dan incentivos para que los consumidores adquieran vehículos eléctricos. Los automóviles ligeros, con capacidad de hasta 10 pasajeros, tienen un límite de 250,000 pesos de deducibilidad. “Ningún vehículo eléctrico en México cuesta 250,000 pesos. Eso desmotiva a adquirir un automóvil eléctrico”, señaló Ríos de la UP.
En el marco del T-MEC, México y Canadá ya externaron su desacuerdo por esta iniciativa. Además, países como Alemania, Japón, Corea del Sur y la Unión Europea, entre otros socios comerciales de Estados Unidos han levantado la voz en la Organización Mundial de Comercio.
México tiene una oportunidad para buscar alianzas con estos países para actuar en bloque “más que tanta represalia porque en algún momento se nos podría voltear el tema”, dijo la profesora de la UP.
“Podrían aliarse para poder hacer llegar esta petición de que actúen en relación a que EU no está cumpliendo con los compromisos que tiene el comercio internacional para fomentarlo; se busca que todo sea cooperación y que todos tengan cierto beneficio, que no se estigmatice a los países con menos recursos”, agregó Virginia Ríos.
México, el país más débil de los tres socios del T-MEC, podría hacer frente al tema a través de una controversia de derechos humanos, argumentando “la disminución de fuentes de trabajo y de oportunidades para los mexicanos” para evitar la migración ilegal a Estados Unidos, agregó la académica.
Si México impone aranceles a las exportaciones de autos eléctricos, subrayó Virginia Ríos, quien terminaría pagando los platos rotos serían los consumidores finales por el encarecimiento a los de por sí ya caros vehículos de este tipo, cuando lo que se busca es incentivar la adquisición de este tipo de unidades.
La secretaria Clouthier dijo la semana pasada que descarta que esta medida provoque fugas de capitales.
Ríos, de la UP, comentó que los incentivos fiscales provocarán que las empresas automotrices del sector eléctrico que busquen relocalizarse lo harán en Estados Unidos, no en México; “y creo que sí se va dar también la fuga de capitales”, adelantó.
Aunado a los incentivos, en México, recordó, el gobierno mexicano no ha dado señales de confianza y certidumbre para la llegada de inversiones.
Aunque es complicado que Estados Unidos de marcha atrás con los incentivos fiscales, hay una posibilidad de que esto ocurra, dijo Fernando Ruiz, del Comce.
La política de subsidios tiene un efecto inflacionario, apuntó: “Subsidios de esa magnitud y gran volumen lo que hacen es que promueven la inflación. Ellos pensaban que la inflación era una burbuja, y no es así”, sostuvo.
