Advertencia colectiva
La Cámara de Comercio se une a esta urgencia, con una carta dirigida al secretario del Tesoro, al secretario de Comercio y al representante comercial de Estados Unidos. La misiva comienza con cortesía, pero no tarda en mostrar el motivo real: los aranceles impuestos por la administración Trump están hundiendo a miles de pequeños negocios.
La carta no adorna la realidad. Dice que si las negociaciones bilaterales para reducir barreras comerciales tardan semanas, muchas empresas ya no estarán ahí para celebrarlas.
Cada párrafo es una advertencia y un intento por evitar una catástrofe. La Cámara, lejos de oponerse a las metas del gobierno, ofrece alternativas como exclusiones automáticas para pequeñas empresas, excepciones para productos que no se producen en el país, procesos expeditos para casos donde el empleo esté en riesgo.
El documento también recuerda que sin flexibilidad, la recesión es inminente. No hay forma de que las empresas pequeñas puedan adaptarse a la velocidad de los anuncios presidenciales, porque cada cambio en política comercial altera contratos, órdenes de compra, estrategias de venta. Y lo hace con efecto inmediato.
Una demanda en curso
Algunas empresas ya se fueron a otros extremos. Cinco compañías estadounidenses demandaron a Donald Trump. En su denuncia ante la Corte de Comercio Internacional, las compañías aseguran que los nuevos impuestos violan la Constitución, pues no derivan de una “emergencia nacional” real ni cumplen con los requisitos de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA por sus siglas en inglés).
Cada firma relata el impacto. V.O.S. Selections, importadora de vinos artesanales, no puede ajustar precios por ley estatal y ve reducida su operación, de hecho en su página web se puede encontrar un apartado “lucha contra los aranceles”. Genova Pipe, fabricante de tuberías, no encuentra en Estados Unidos los insumos que necesita y teme perder clientes en Canadá.
MicroKits, que produce kits educativos, puede cerrar al agotarse sus componentes importados. FishUSA, vendedor de artículos de pesca, enfrenta demoras y sobrecostos que frenan su crecimiento. Y Terry Cycling, especializada en ropa para ciclistas, estima pérdidas de hasta 1.2 millones de dólares. Todas coinciden en que los aranceles son un golpe directo a su viabilidad.
El 2 de abril de 2025, el presidente Trump anunció el aumento arancelario más radical desde la Ley Smoot-Hawley de 1930. Con esta medida, desató una guerra comercial global contra casi todos los países. Para las casi 35 millones de pequeñas empresas del país, no fue un “día de liberación”, como lo llamó el republicano, sino una jornada de daño económico.
La decisión del presidente, del 9 de abril, de pausar por 90 días los aranceles recíprocos y llegar a un acuerdo con China, ofrece escaso alivio. La incertidumbre persiste, con nuevas medidas en el horizonte.