Los expertos dicen que el plan de las pipas es "improvisado y de corto plazo"
Las nuevas pipas que compró la administración de Andrés Manuel López Obrador sólo servirán para solucionar los problemas de abasto causados por el cierre de algún ducto para su reparación y combatir el 'huachicol', pero en el largo plazo su costo y uso resultará inviable, opinan expertos del sector.
La estrategia contra el robo de combustibles lanzada el 27 de diciembre, frente a un hurto que se estima en 60,000 millones de pesos (mdp) al año, ha causado escenas de desabasto y compras de pánico derivadas del cierre de los ductos que transportan las gasolinas.
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Las autoridades presumieron que el robo de combustibles disminuyó en pocos días, pero la estrategia también causó desabasto intermitente en el centro y occidente del país. Hoy todavía existen estados, como Jalisco, afectados por la escasez de gasolinas.
“Cuando se aventaron este paquete de cerrar los ductos, y causar todo el problema de distribución, se dieron cuenta muy rápido de que no tenían las pipas suficientes para cubrir lo que hacen los ductos. Ya no tenían opción, entonces”, dice Adrián Calcaneo, director de midstream y líquidos de la consultora IHS Markit.
Por ello, el gobierno buscó una alternativa a los ductos. La solución, anunciada a mediados de enero, fue comprar nuevas pipas. La administración ya ha adquirido 671 autotanques por un monto de 92 millones de dólares (mdd).
Las autoridades calcularon primero que las nuevas unidades iban a permitir transportar cerca de 200,000 barriles diarios de combustibles, debido a que podrían realizar dos viajes, pero luego reconocieron que lo más probable es que puedan llevar 140,000 barriles diarios. Esto se debe a que irán cargadas desde los centros de producción o importación, pero se dirigirán a lugares donde sólo irán a descargar, y no se abastecerán de nuevo, explica Calcaneo.
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Por tanto, esta nueva capacidad por rueda puede quedar obsoleta muy pronto, si en el mediano plazo se llega a resolver el problema del robo a ductos y estos se reabren a su máxima capacidad. En cambio, si se conservan en el largo plazo porque se impulsa el transporte por ruedas, puede resultar demasiado costosa.
La carretera es cara
Pemex transporta cerca del 12% de su producción de petrolíferos vía ruedas, 4% por tren y casi 76% por ducto, según datos de la Secretaría de Energía, de 2017. Así que las nuevas pipas incrementarán ese porcentaje que se lleva por carretera. El problema es que resulta oneroso para la petrolera nacional.
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“Previo al combate del huachicoleo, se observaba un sobrecosto importante en ese servicio, ya que Pemex tiene ‘contratados’ más autotanques para distribuir el volumen de combustible de los que realmente necesita, y no ha sido posible disminuir este número debido a la fuerza de la Canacar (Cámara Nacional de Transporte de Carga)”, explican Armando Gómez y Ricardo González, analistas de la consultora AT Kearney, en el documento El costo oculto de transportar combustible por auto tanques.
La cadena de transporte incluye los recorridos para llevar el combustible desde la refinería o desde los punto de importación, como los puertos, a las terminales de almacenamiento. Y la distribución se refiere a los trayectos que van de las terminales a las estaciones de servicio.
Las pipas blancas de Pemex, que controla su sindicato, realizan la mayoría de los traslados para la distribución hasta las gasolineras. Pero el transporte previo desde las refinerías o los puertos se realiza con vehículos rentados a firmas que forman parte de la Canacar —unas 150 empresas—, y que cobran una cuota por cada viaje. Expansión buscó a la Canacar para entrevista, pero al momento de la publicación de este artículo no había recibido respuesta.
Ahora, los nuevos vehículos —que se adquirieron sin licitación y en una negociación en Estados Unidos— se usarán para este transporte que está en manos de la Canacar. Pero su costo, comparado con el ducto, resulta 14 veces mayor.
“Nosotros vemos a las pipas como una solución a corto plazo, porque sólo ayuda mientras se cierran los ductos y se regula ese suministro”, comenta Alejandro Limón, analista del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
El analista considera que Pemex debería pensar más bien en diferir algunas inversiones previstas en otras áreas para construir nuevos ductos, y así darle más variedad a las fuentes de suministro , y que por ejemplo el centro del país no dependa de un solo ducto para su suministro.
¿Quién pagará?
La compra también puede haber generado costos extra debido a la urgencia y la falta de una licitación que permitiera encontrar el mejor precio para los vehículos, considera Pablo Zárate, director de información de la consultora Pulso Energético.
A estos costos de los vehículos deberá agregarse el de los nuevos conductores, que además deben ir acompañados en el trayecto debido a los riesgos de robo o conducción inherentes a este tipo de labores , considera Coya Reséndiz directora de la consultora especializada en gasolineras y petrolíferos Besco.
Y al final, falta saber quién cargara con todos estos nuevos costos.
“¿Quién va a pagar el costo de este transporte? ¿El usuario, el impuesto, o lo va a absorber la Secretaría de la Defensa Nacional?. Alguien lo va a pagar, aunque quizá el consumidor no lo vea”, apunta Calcaneo.