Mientras cursaba el primer año de ingeniería en el Tecnológico de Monterrey, a los 18 años, consiguió un patrocinio de la escuela y de la marca de chicles Canel’s para armar, junto con otros compañeros, un todoterreno que compitió en la carrera. “Me di cuenta de que me gustaba mucho ese rol de liderar un proyecto completo”, cuenta. “A mí me encantaba la ingeniería, me encantaban los carros… y cualquiera pensaría que todo estaba dado para que entrara a una armadora, pero yo no quería trabajar en una planta. Yo quería participar en el diseño y la ingeniería de los vehículos”, añade.
Pero a principios de la década del 2000, en México había pocas oportunidades para ser un project manager de un nuevo vehículo. Generalmente, quienes se encargaban de reunir a todo el equipo y administrar el cronograma, el presupuesto y los riesgos para llevar un producto sólido al mercado eran ocupadas por ingenieros de los centros técnicos regionales de las armadoras, en Estados Unidos, Europa o Brasil.
Entonces México empezaba a posicionarse como un fabricante serio de vehículos, pero para nada figuraba como una plataforma desde donde se pudiera gestionar el desarrollo de un nuevo vehículo. Adrián Aguirre era consciente de ello y por eso, cuando obtuvo su título como ingeniero mecánico administrador en 2004, analizaba la posibilidad de buscar un empleo fuera de México. “Yo pensaba: si no es aquí me tendré que ir al extranjero, a donde sí lo hagan”.
Adrián Aguirre, de Ford México: "En México podemos liderar en ingeniería"
Pero el aspirante a project manager entonces se enteró de una vacante en el Centro de Ingeniería de Ford, que por aquellos años estaba ampliando su equipo con miras a que en la siguiente década este pequeño centro, que inició en los años 80 con menos de 200 ingenieros, pudiera tomar un papel más activo en el desarrollo de los vehículos.
A principios de la década del 2000, prácticamente todas las armadoras tenían un centro de ingeniería en México, con menos de 100 ingenieros, que apoyan a las plantas locales a hacer algún ajuste cuando surge algún problema de calidad local con algún modelo. Otro pequeño puñado de armadoras, como Nissan, General Motors y Volkswagen tenían centros que, además, realizaban el diseño de algunos componentes o sistemas del vehículo, como las líneas de aire acondicionado o los sistemas de iluminación.
Ford quería que el Centro de Ingeniería de México también pudiera ser responsable de desarrollar un vehículo completo y que los ingenieros mexicanos pudieran decidir desde el volumen que se puede producir de un determinado modelo para abastecer a los mercados, los costos o los proveedores que van a participar en el proyecto, hasta la estrategia de marketing para posicionar al nuevo vehículo.