Por una parte, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) señala varias problemáticas que no resultan nuevas en el sector ferroviario: prácticas monopólicas –pues dos concesionarios mueven 99% de la carga–, el alto nivel de las tarifas máximas registradas (que, según la autoridad, están hasta 83% por encima de la inflación acumulada hasta agosto), así como condiciones que favorecen a quienes mueven grandes volúmenes de manera frecuente y rutas de competencia efectiva.
“Es evidente que la problemática descrita en este documento, cobra una dimensión de seguridad nacional, al tratarse de costos que se trasladan a la economía y el bienestar de las familias mexicanas, y existir un descontrol que provoca condiciones que atentan contra el desarrollo de los ciudadanos de manera directa o indirecta”, señala el documento publicado en el Diario Oficial de la Federación.
Estas problemáticas han sido advertidas por organismos internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ve en las autoridades cierta incapacidad para mantener las tarifas en niveles óptimos en algunas circunstancias.
“Existe una brecha en la regulación para definir el proceso y la metodología para determinar las tarifas cuando dos titulares de concesión no llegan a un acuerdo sobre los servicios de interconexión, o para los transportistas cautivos en ausencia de competencia”, dice el organismo en su estudio ‘Gobernanza Regulatoria del Sector Ferroviario en México’, publicado en abril de 2020.
Sin embargo, la presencia de este sector varía dependiendo de qué tipo de bienes transporta. Según una estimación de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) con datos de la ARTF, casi la mitad de los productos que se movieron por ferrocarril en 2019 fueron industriales, mientras poco más de una cuarta parte fueron agrícolas. Sin embargo, mueve hasta 83% de la oferta de soya del país y 66% de la de trigo.
“Comparado con el autotransporte, el ferrocarril puede movilizar grandes volúmenes de carga con mayores economías de escala, lo que resulta en menores costos promedio para transportar altos volúmenes de carga a mayor distancia”, dice la autoridad en el documento ‘Estudio de competencia en el servicio público de transporte ferroviario de carga’, publicado en agosto de 2021.
Este podría ser el 'talón de Aquiles' de la directriz, pues su propósito de contener los precios de la canasta básica resultaría limitado dado que otra parte de los insumos de varios productos se mueven por otros medios de transporte.
“Queremos atacar el precio de tortilla, ya estamos hablando que intentar controlarlo, aunque tuviera un efecto, ya es de por sí peligroso, porque es un tapón, estamos forzamos el mercado”, advierte Luis Pérez Lezama, socio director de SABER ThinkLab. “Es como el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de la gasolina: sólo nos dan un poco de oxígeno”.