"La fuerza de Estados Unidos surge y ha surgido siempre de nuestra diversidad. Sin embargo, el presidente Trump sigue profiriendo discursos llenos de odio que siembran divisiones y que avivan las tensiones raciales para su beneficio político", tuiteó Joe Biden, el precandidato demócrata puntero.
Cory Booker, senador por Nueva Jersey, dijo a CNN que "este presidente está lesionando a nuestro país y el fanatismo como el que acaba de arrojar es algo con lo que tenemos que acabar en este país".
Las bases de Trump se mantendrán firmes
La lección de la carrera política de Trump es que aunque sus tuits escandalizan, no transforman perceptiblemente el entorno político a corto plazo.
Los republicanos, que apoyan a Trump en casi el 90% según encuestas recientes, se reconciliaron desde hace mucho con los modos escandalosos de Trump y están dispuestos a hacer la vista gorda cuando implemente una agenda conservadora, particularmente en los tribunales.
El que Trump tenga tantas consideraciones con sus bases revela que tiene poco que temer, políticamente hablando, de parte del Partido Republicano moderno.
La indignación de la prensa ante la conducta de Trump también servirá para intensificar el delirio de persecución y el odio contra la corrección política que Trump ha usado como eje de su campaña para atraer a sus partidarios. Los colaboradores de Trump podrían empezar a negar las consecuencias evidentes de sus tuits y tratar de despertar un nuevo odio contra la prensa entre sus seguidores.