El presidente de China, Xi Jinping, cautivó al mundo la mañana del martes 1º de octubre con un grandioso desfile militar por la capital para conmemorar el 70 aniversario de la fundación de la República Popular. Sin embargo, para cuando se reanudaron las festividades, por la noche, todos estaban atentos a Hong Kong, que se ha vuelto uno de los peores dolores de cabeza de Xi.

Un manifestante herido por la Policía
En días previos al 1º de octubre, todos estaban atentos a si los líderes de China emprenderían una campaña de represión en Hong Kong o si tratarían, de alguna manera, de impedir que la ciudad opacara a la capital con las protestas inevitables.
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Al final, le confiaron el control de los disturbios a la atribulada Policía local, que ha soportado la carga de las protestas con poco apoyo del gobierno local.
Pese a que se reportó que unos 6,000 agentes se desplegaron en las calles, no pudieron contener los disturbios. Los manifestantes se esparcieron por toda la ciudad y los actos de un agente de Policía fueron lo que más opacó las celebraciones en Beijing.
Mientras decenas de miles de personas participaban en una marcha no autorizada pero mayormente pacífica en la isla de Hong Kong, las manifestaciones más pequeñas en Kowloon y en los Nuevos Territorios pronto se tornaron violentas. Durante un enfrentamiento en Tsuen Wan, un agente le disparó con su arma de fuego a un manifestante . Es la primera vez que se usa la fuerza letal en 17 semanas de protestas.