El gobierno de Maduro, rechazado por más de 50 países que reconocen como mandatario interino al jefe parlamentario, Juan Guaidó, ha sido señalado de graves violaciones de derechos humanos.
El informe Bachelet reportó en julio más de 6,900 muertes por "resistencia a la autoridad" en el último año y medio, muchas de las cuales pueden constituir ejecuciones extrajudiciales. Pero Maduro acusó a Bachelet de "mentir".
Estados Unidos, que se retiró del CDH en 2018 denunciando un sesgo contra Israel , consideró la elección de Venezuela "una farsa que socava aún más la frágil credibilidad del Consejo", según una declaración de Pompeo que enfatizó que lo integran "gobiernos autoritarios" con "abominables registros de derechos humanos", como China y Cuba.
Una "victoria" para Maduro
Desde Caracas, Maduro se jactó del triunfo. "¡Victoria en la ONU! (...) Por encima de las amenazas triunfó nuestra diplomacia bolivariana de paz y la libre autodeterminación de los pueblos", tuiteó.
Cuba, aliada de Maduro, también festejó la "victoria" de Venezuela "a pesar de brutales presiones de Estados Unidos", en un tuit de su viceministra de Exteriores, Anayansi Rodríguez Camejo.
Nicaragua se sumó, con la vicepresidente Rosario Murillo señalando la "merecida victoria del pueblo bolivariano".
En contraste, Guaidó dijo que la "dictadura" recibe una silla "bañada de sangre", al denunciar el asesinato de un cancejal opositor Rada, aparecido muerto el jueves en Caracas.