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El conflicto entre Irán y Estados Unidos está lejos de haber terminado

Aunque ambas partes parecen haber retrocedido en sus intenciones bélicas, las relaciones entre los dos países siguen en uno de sus peores momentos.
jue 09 enero 2020 12:38 PM
Deficiencias
El drama con Irán dejó expuestas las fallas de un equipo de seguridad nacional de Estados Unidos que está, en gran medida, compuesto por funcionarios sin experiencia o con ideologías profundas

Stephen Collinson

Aunque afortunadamente el enfrentamiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con Irán no terminó en una guerra total, esta situación no sirvió para desactivar un duelo que muy seguramente volverá a hervir muy pronto.

Aunque ambas partes pueden clamar avances estratégicos y recompensas económicas , el duelo más arriesgado entre estos enemigos en varias décadas podría haber llegado a una fase más peligrosa. Esto se debe a que siguen vigentes las estructuras de conflicto y la desconexión diplomática entre el Irán revolucionario y la administración nacionalista estadounidense que echó por tierra el tratado nuclear en el que participaban ambos países.

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Este enfrentamiento abrió una controversia feroz en Washington, en donde crecen las disputas partidistas por la lógica que llevó a Trump a asesinar al general iraní Qasem Soleimani, suceso que desencadenó la crisis.

Las tensiones de la semana también dejaron la sensación escalofriante de que las decisiones impulsivas de un presidente que actúa sin un rumbo claro llevaron a su país al borde de otra guerra en Medio Oriente. Es posible que Trump aprenda las lecciones equivocadas con estas políticas suicidas.

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Además, el drama dejó expuestas las fallas de un equipo de seguridad nacional que está, en gran medida, compuesto por funcionarios sin experiencia o con ideologías profundas, propenso a la confusión y las contradicciones.

Lo positivo es que no se salieron de control las tensiones que culminaron cuando Trump evaluó que Irán "se replegaría" luego de no haber matado a ningún estadounidense en las bases atacadas en Irak. Al parecer ambas partes dejaron ver claramente sus intenciones a través del discurso público y de un canal diplomático suizo con el fin de evitar errores de cálculo que pudieron haberse desbordado hacia la guerra.

Aunque se espera que tras haber estado tan cerca del límite, ambas partes tengan motivos para iniciar un nuevo proceso diplomático, lo más probable es que vuelvan al mismo estado de aversión mutua que ha prevalecido desde hace 40 años.

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Irak sigue en alerta: el miércoles, 8 de enero, una batería de cohetes cayó en la Zona Verde , un área sumamente fortificada de Bagdad en la que se encuentra la embajada de Estados Unidos, misma que sufrió el embate de una turba pro-Irán anteriormente.

Aunque por ahora se hayan replegado los drones y los misiles, sería ingenuo suponer que este episodio ha terminado. Los acontecimientos en Medio Oriente tardan meses e incluso años en desarrollarse. Además, la historia nos indica que Irán no considerará que un ataque limitado con misiles sea venganza suficiente para el asesinato de un líder como Soleimani, quien encabezaba la fuerza de élite Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, lo que significa que lo más probable es que haya más violencia de parte de milicias intermediarias.

"Creo que quienquiera que te diga que esto ha terminado y que las represalias han cesado y que todos podemos emitir juicios con base en la situación en la que nos encontramos ahora… es muy poco probable. Falta mucho para que la historia termine", dijo Susan Hennessey, ex abogada de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y hoy analista jurídica de CNN, en el programa The Situation Room.

Qué logró Trump

Pese a todo, aunque parecía que estaba convenciendo a Estados Unidos de meterse en la clase de atolladero en Medio Oriente al que denunció cuando era candidato, Trump parecía encantado de dar un paso atrás el miércoles.

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"Parece que Irán está replegándose, lo cual es bueno para todas las partes interesadas y muy bueno para el mundo", dijo en la Casa Blanca.

El equipo de Trump tiene material para trabajar con miras a la reelección. Presumirán que Trump se atrevió a tomar una medida que sus predecesores consideraron demasiado incendiaria y borró del planeta a Soleimani, a quien tildó de "monstruo" terrorista.

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Estratégicamente, es probable que Trump haya establecido un principio que podría ser trascendente en futuras tensiones entre Estados Unidos e Irán. El asesinato de Soleimani, autor intelectual de la red regional iraní de milicias aliadas como Hezbolá y Hamás, indica que ahora, Washington considera que la actividad de los intermediarios de Irán es justificación para la acción militar, un nuevo umbral para el enfrentamiento.

"Hubo un ataque directo, un ataque directo contra la embajada de Estados Unidos, territorio soberano estadounidense, de parte de intermediarios de Irán", dijo David Urban, asesor político sénior de Trump y veterano de la primera Guerra del Golfo.

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"A diferencia de presidentes anteriores, este presidente decidió decir: 'Estados Unidos ya no permitirá que Irán ataque a Estados Unidos a través de intermediarios'", dijo Urban en entrevista con Christiane Amanpour, de CNN.

Este nuevo estándar podría ser significativo dado que Irán tiene antecedentes de usar a grupos afiliados para atacar blancos estadounidenses, como ocurrió con el ataque al cuartel de los Infantes de Marina de Estados Unidos en Líbano en 1983. Sin embargo, también podría ser el detonante de un conflicto futuro.

Irán recoge sus ganancias

Irán también le envió mensajes a Trump luego de tomar la medida trascendental de disparar misiles desde su propio territorio hacia tropas estadounidenses, con lo que cruzó su propio límite en este choque con Trump.

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Esto sirvió para que sus vecinos aliados de Estados Unidos notaran que sus misiles pueden caer en blancos como bases, aeropuertos y ciudades civiles… y que la próxima vez, tal vez no estén programados para fallar. Además, el gobierno iraní orquestó hábilmente los ritos funerales de Soleimani de forma que fomentó una impresión de unidad a varias semanas de la represión brutal de las protestas antigobierno por la difícil situación económica que se vive en el país por el devastador paquete de sanciones de Trump.

Por otro lado, cuando Trump amenazó con atacar blancos culturales iraníes, solidificó la noción de que Irán se enfrenta a una amenaza existencial de parte de Estados Unidos, misma que el gobierno clerical ha usado desde hace años para consolidar su legitimidad.

Sin embargo, las tendencias más profundas que se revelaron en estos días tensos indican que no es probable que Irán y Estados Unidos vuelvan a sus esquinas respectivas a hacer un recuento de sus triunfos.

Para empezar, el discurso de Trump en la Casa Blanca, en el que indica que las acciones militares habían terminado por ahora, incluyó la promesa de endurecer las sanciones. Aunque Trump dijo que estaba dispuesto "a abrazar la paz con todos los que la busquen", no dio muestras de relajar las condiciones para que haya un diálogo con Irán, así que sería necesario que la república islámica capitule en los temas más importantes. Eso significa que no hay más medio para que Irán se deshaga de la camisa de fuerza de la "campaña de presión máxima" de Trump que ataques de intermediarios contra el transporte marítimo, los pozos petroleros y, en un escenario posible más serio, blancos estadounidenses en la región.

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Cómo podría volver a surgir el enfrentamiento

Pese a que Trump presume que los estadounidenses están más seguros ahora que Soleimani ya no está, parece que Estados Unidos salió peor parado del conflicto en términos geopolíticos. Irán se escabulló de las últimas restricciones del tratado nuclear de la era de Obama, lo que despierta inquietudes respecto a la posibilidad de que en unos meses arranque la carrera hacia un arma nuclear.

Ahora, parece que Estados Unidos está más cerca de que lo echen de Irak luego del ataque contra Soleimani en suelo iraquí, un insulto para la soberanía de ese país. Trump agravó el daño al amenazar con sancionar a este Estado desventurado al que las tropas encabezadas por Estados Unidos invadieron en 2003 si echan a las fuerzas estadounidenses. La partida de Estados Unidos dificultaría la lucha contra el extremismo y representaría un premio para el vecino más grande y poderoso de Irak. Por razones de logística militar, lo más probable es que Estados Unidos se vea obligado a abandonar lo que queda del combate a ISIS en Siria.

En Washington, este paso atrás en el enfrentamiento con Irán ha restado parte de la intensidad del choque de Trump con los legisladores demócratas sobre lo que en un momento pareció una guerra más.

Sin embargo, los legisladores demócratas y algunos republicanos salieron asqueados de las reuniones reservadas del miércoles, en las que algunos altos funcionarios rindieron informe de la crisis. Trump ha afirmado que con el asesinato de Soleimani, frustró ataques terroristas inminentes contra los estadounidenses.

Mike Lee, senador republicano por Utah, despotricó contra "la peor reunión informativa que he tenido respecto a un tema militar" mientras él y sus colegas censuraban a la administración por ignorarlos cuando manifestaron que les preocupaban los argumentos jurídicos para atacar a Soleimani. Rand Paul, senador republicano por Kentucky, dijo en entrevista con Wolf Blitzer de CNN que no le dieron pruebas abrumadoras que indicaran que estaban a punto de desarrollarse situaciones específicas.

"No nos dieron información específica sobre un ataque en específico. No me enteré de nada en la audiencia de lo que no me hubiera enterado ya en los diarios", dijo Paul.

La cuestión del momento en el que ocurrió el ataque iraní es importante porque afecta a la justificación jurídica del ataque de Trump a Soleimani.

También hubo pruebas frescas sobre la discordia en el equipo de seguridad nacional de Trump durante una crisis que, en un momento dado, provocó que se cayera en contradicciones respecto al retiro de las tropas estadounidenses de Irak .

El miércoles, fuentes de la administración hablaron de las señales que los iraníes enviaron a través de diplomáticos iraquíes y suizos con el fin de que los ataques con misiles no cobraran vidas estadounidenses.

Sin embargo, el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, rompió filas.

"Creo, con base en lo que vi y en lo que sé, que la intención era que causaran daños estructurales —destruir vehículos, equipo y aeronaves— y matar personal. Esa es mi propia valoración personal", dijo Milley.

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