Hay algo diferente
Sin embargo, parece que lo que está pasando es diferente.
A diferencia de las oleadas opositoras anteriores, la reacción al derribo del avión de pasajeros ucraniano ha suscitado también las críticas de los conservadores, quienes suelen apoyar al gobierno. El editor en jefe de Tasnim, una agencia noticiosa de derecha que tiene lazos con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, criticó a los líderes iraníes por tratar de mentirle a la gente. "Las autoridades que engañaron a la prensa también son culpables", dijo Kiam Abdollahi en Twitter. "Todos estamos avergonzados con el pueblo".
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Esa vergüenza ha crecido bajo los reflectores intensos de un ciclo noticioso incansable y las denuncias de los iraníes en las redes sociales.
Aunque la prensa oficialista iraní no cubrió las protestas de este fin de semana, las imágenes y los videos que circularon en las redes sociales amplificaron el mensaje de la indignación civil. También lo han hecho las personalidades públicas, quienes han alzado la voz en línea pese al grave riesgo que conlleva.
Taraneh Alidoosti, la actriz más popular de Irán y candidata al Óscar, criticó duramente al gobierno iraní en Instagram el domingo, 12 de enero. Les dijo a sus millones de seguidores que los iraníes "no son ciudadanos", sino "cautivos". "Peleé contra este sueño por mucho tiempo y no quería aceptarlo. No somos ciudadanos. Nunca lo fuimos. Somos cautivos", escribió.
"A final de cuentas, la República Islámica está bajo presión porque la gente de verdad quiere rendición de cuentas y transparencia", dijo Vakil.
Tal vez el vocero del gobierno iraní describió mejor la situación. En un comentario que publicó la agencia noticiosa semioficialista Fars, Ali Rabiee señaló que la tardanza del régimen en reconocer que había derribado el avión había "dañado irreparablemente nuestra relación con nuestra nación".
La pregunta es qué hará Teherán al respecto.