Tras el prolongado aislamiento del país, la reapertura de Wuhan, donde estalló la epidemia a fines de diciembre, marca un punto de inflexión en la lucha de China contra el virus, que se ha propagado a más de 200 países y territorios.
Los trenes comenzaron a llegar a Wuhan, y los viajeros que quieran bajar en el epicentro de la catástrofe deberán contar con una serie de documentos acreditativos de su buena salud.
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Guo Liangkai, un estudiante de 19 años cuyo período de trabajo de un mes en Shanghái se alargó a tres meses por las restricciones, estaba entre los primeros en llegar a Wuhan en un tren de alta velocidad el sábado por la mañana.
“Me alegra mucho poder ver a mi familia”, dijo Guo después de ser recibido por su madre en la estación principal. “Querríamos abrazarnos, pero es un período especial, por lo que no podemos abrazarnos ni nada por el estilo”.
Las autoridades habían tomado medidas drásticas para evitar que las personas entraran o salieran de la ciudad industrial de 11 millones de personas en el centro de China.