Luego de la aprobación en el Congreso de un histórico cambio al sistema de pensiones con el que se pretende reducir el elevado déficit fiscal de Brasil, la economía parecía lista para despegar. De hecho, las proyecciones para este año coincidían en un alza del 2.4% del PIB. Sin embargo, el escenario dio un giro radical: según el FMI, la octava economía del mundo se contraerá 5.3%, y para JP Morgan, el derrumbe se estirará al 7%.
“Bolsonaro logró compensar el costo político de la salida del ministro Moro con un crecimiento de su popularidad en los sectores más pobres que dependen de la ayuda estatal para morigerar los efectos del coronavirus”, dice Cascione. “El dilema que se le plantea ahora es que si mantiene el ajuste fiscal propuesto por el ministro Guedes, puede perder apoyo en esos segmentos más pobres y quedar aún más vulnerable en términos políticos”. A diferencia de Guedes, el ahora fortalecido sector militar del gobierno impulsa un ambicioso plan de obras públicas para reactivar la economía.
Sobre esa delgada línea deberá transitar Bolsonaro en los próximos meses, más aún si se tiene en cuenta que en el Congreso ya fueron presentados cerca de 30 pedidos de juicio político en su contra. Aunque se necesitan dos tercios de los votos para sacar a Bolsonaro del cargo, proporción que hoy no parece probable de ser alcanzada, hay antecedentes en Brasil que deberían intranquilizar al presidente. El derechista Fernando Collor de Melo y la centroizquierdista Dilma Rousseff, dos de los cinco mandatarios que surgieron de elecciones libres tras el regreso de la democracia, salieron del poder tras sufrir un juicio político en su contra.
“La estrategia de Bolsonaro es, por un lado, apoyarse en su grupo de seguidores más fanáticos y, en simultáneo, empezar a negociar con las élites tradicionales del Congreso para bloquear los pedidos de juicio político en su contra”, dice Stumpf González. “La gran pregunta a mediano plazo es hasta qué punto los militares, que quedaron como exclusivos garantes del gobierno, continuarán sosteniendo a Bolsonaro o preferirán restarle apoyo para impulsar al vicepresidente, el general Hamilton Mourao”.