Entre aplausos de sus simpatizantes, Bolsonaro alzó entre sus manos una caja de hidroxicloroquina, un medicamento que afirma estar tomando combinado con azitromicina.
También se quitó la máscara de protección al hablar, durante pocos minutos.
Otro de los adeptos a la cloroquina es el ministro de la Ciudadanía, Onyx Lorenzoni, quien esta semana también anunció que dio positivo por COVID-19 unas horas antes de que Milton Ribeiro, titular de Educación, revelara que también estaba infectado.
En un tuit, Lorenzoni afirmó que estaba siendo tratado con un cóctel compuesto de azitromicina, ivermectina y cloroquina y ya sentía "los efectos positivos" de los medicamentos.
No obstante, la Sociedad Brasileña de Enfermedades Infecciosas, en un informe publicado recientemente, instó a los profesionales de salud a dejar de recetar hidroxicloroquina para tratar el coronavirus al cuestionar su efectividad y los posibles daños colaterales.
ha sido duramente criticado por su gestión de la crisis sanitaria, que se ha cobrado más de 80,000 vidas y ha contagiado a más de 2 millones de personas en el país, de 212 millones de habitantes, el más castigado por la pandemia de Latinoamérica y el segundo del mundo.
Además de participar en actos públicos sin tapaboca, en medio de aglomeraciones, el presidente despidió en plena crisis a dos ministros de Salud, criticando las medidas de aislamiento social y promoviendo el uso de la cloroquina y su derivado hidroxicloroquina.
Con información de AFP y EFE