Otro sondeo, del Canal 11, también puso al partido de Netanyahu con 30 asientos, pero capaz de formar una alianza que lo lleve a encabezar gobierno.
El mapa es el siguiente: el Likud sigue siendo el más votado, seguido de lejos por Yesh Atid (Hay Futuro, la formación de centroizquierda de Lapid) con 18 escaños en la encuesta del Canal 12 y 21 en el sondeo del Canal 11, y luego los partidos de derecha Yamina, de Naftali Bennett, y Tikvá Jadasha (Nueva Esperanza), de Gideon Sa'ar, ambos con diez asientos según el Canal 12 y doce y once para la otra emisora.
Netanyahu cuenta habitualmente con el apoyo de sus tradicionales aliados de la derecha religiosa, los partidos Shaas y Judaísmo Unido de la Torá, que estarían logrando ocho y siete bancas respectivamente, según las dos encuestas.
Otros jugadores importantes son Israel Beiteinu, el partido de Avigdor Lieberman que representa a la población de origen soviético, que alcanzaría entre siete y ocho escaños, el alicaído Laborismo, con seis, y la izquierda de Meretz, con apenas cuatro.
Finalmente, los partidos árabes que podrían dar una sorpresa durante el periodo de negociaciones para formar gobierno: la alianza Lista Conjunta, que sumaría ocho bancas (según ambos sondeos) y el conservador Ra'am, cuyo líder, Mansour Abbas, se salió de la coalición y anunció que estaría dispuesto a sumarse a un nuevo gobierno Netanyahu.
Como estas elecciones tienen muchísimo de combate de egos, si los números no son lo suficientemente claros las tratativas para formar gobierno dependerán de las ambiciones de los líderes políticos.
Está bien claro que Netanyahu siente que nació para ocupar el puesto de primer ministro de Israel. Pero Bennett, quien estuvo al frente de varios ministerios con Bibi, y Sa'ar, quien abandonó el Likud para desafiar a su líder, ya dejaron en claro que se consideran las personas justas para reemplazarlo.
Enfrente, Lapid, un apuesto ex presentador televisivo que adora las cámaras, viene intentando desde hace años desplazar a Netanyahu, pero su glamour todavía no alcanzó para convencer a los suficientes votantes israelíes.
Después del 23 de marzo, se verá si Netanyahu sigue siendo el "dominador mágico de los números" políticos, o si le llegó a Israel el momento de mandar a papá de vacaciones.