La mayoría de las variaciones de la estructura del SARS-CoV-2 son neutrales, es decir, sin un efecto muy distinto al del virus original. El organismo señala que el potencial de mutación de un virus aumenta con la frecuencia de las infecciones, por lo que detener la propagación del virus será clave para impedir el desarrollo de variantes más peligrosas.
Esto es lo que sabemos sobre las variantes del COVID-19.
¿Cómo se clasifican las variantes del COVID-19?
Como explicamos antes, hay cientos de miles de variantes del SARS CoV-2 a estas alturas de la pandemia, pero no todas son importantes. La OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos clasifican las distintas variantes del virus en dos tipos principalmente: las variantes de interés y las variantes de preocupación.
Las variantes de interés son aquellas que tienen marcadores genéticos específicos a los que se asociado a cambios en la unión al receptor, una menor neutralización por los anticuerpos generados contra una infección anterior o a la vacunación, una menor eficacia de los tratamientos, el posible impacto en el diagnóstico o un aumento en la transmisibilidad, indican los CDC en su página de internet.
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Una variante de interés podría requerir una o más medidas de salud pública adecuadas, incluida una mejor vigilancia