La variante Lambda comparte algunas mutaciones con otras variantes del COVID-19 que hacen pensar que es más transmisible que la cepa original.
"Lo más probable es que sea más transmisible porque es la única manera de explicar su rápido crecimiento. En Chile y Perú ha seguido avanzando fuertemente, mientras que en la provincia de Buenos Aires ya representa más del 40% de los casos", dijo Pablo Tsukayama, coordinador del Laboratorio de Genómica Microbiana de Perú, a la BBC Mundo en junio.
"Y el solo hecho de que sean más transmisibles, se traduce en más hospitalizaciones y fallecidos", agregó.
Debido a que en América Latina la vigilancia epidemiológica es más débil que en otras regiones del mundo, aún no se tiene mucha información sobre la vacuna.
Tsukayama, doctor en microbiología, explicó que con la variante Lambda no se han reportado mayores cambios frente a los que ya se conocen con las otras mutaciones pero que, basado en algunos informes anecdóticos de doctores, podría haber una mayor frecuencia de problemas intestinales.
Lambda recibió el nombramiento como variante del interés el 14 de junio. Los estudios de laboratorio muestran que tiene mutaciones que resisten a los anticuerpos inducidos por las vacunas.
Variante Mu, la variante colombiana
La OMS presentó esta semana una nueva variante de interés. Recibió Mu, que como el resto de los nombres de las variantes, es una letra del alfabeto griego.
Mu lleva varias mutaciones clave, como E484K, N501Y y D614G, que se han relacionado con una mayor transmisibilidad y una menor protección inmunitaria.
La variante Mu fue detectada por primera vez en Colombia en enero pasado, y desde entonces se le ha encontrado en otros países suramericanos y Europa.
"Si bien la prevalencia mundial de la variante Mu entre los casos secuenciados ha disminuido y es actualmente inferior a 0.1%, su prevalencia en Colombia (39%) y Ecuador (13%) ha aumentado constantemente", señaló la OMS.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades ya la había catalogado como una variante de interés, mientras que el Ministerio de Sanidad de Inglaterra describe la B.1.621 como una variante en fase de investigación.
Un funcionario de la OPS dijo a la agencia Reuters que la transmisión de la variante Mu en América sigue siendo esporádica y aún no hay estudios para concluir que es más contagiosa que otras.
¿Qué variantes de COVID hay en México?
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que las cuatro variantes de preocupación circulan en México, pero en distintos grados. El 14 de julio, la oficina de la OMS para las Américas señaló que la variante Gamma se convertiría en la predominante en este país.
El gerente de incidente para el COVID-19 de la OPS, Sylvain Aldighieri dijo en una conferencia de prensaque se ha detectado que en el país están circulando 24 variantes del coronavirus, siendo Alpha, Gamma y Delta las que tienen mayor presencia en el territorio.
De acuerdo con la información de las últimas ocho semanas, la variante que se ha detectado con un 31% de la secuencia sigue siendo la B.1.1.519, que se está vigilando a nivel global, pero esta no ha sido clasificada ni como VOC, ni como VOI.
"Sin embargo, es posible que esa variante se haya reemplazado en México en las próximas semanas por otras como la variante Gamma que ya alcanza un 23% de las secuencias reportadas", resaltó en la conferencia de prensa.
"Todo este proceso es de un proceso de desplazamiento esperado de la dinámica del virus".
Aldighieri aseguró entonces que la variante Delta tiene una menor proporción aún, pero en Ciudad de México —la capital y la urbe más poblada del país— ya es considerada la variante dominante.
Oliva López Arellano, secretaria de Salud de la capital, detalló en una rueda de prensa el sábado 17 de julio que esta variante es responsable de 65% de los casos recientes en la ciudad y es la que ha atacado a más personas de menor edad.
Variantes de COVID y vacunas, ¿son efectivas?
La mayor transmisibilidad de las variantes y algunos cambios que hacen menos efectivos a las defensas del cuerpo retan la capacidad de las vacunas para prevenir una infección sintomática de la enfermedad.