El ministro había alertado que, con la redacción inicial, la propuesta tenía pocas posibilidades de prosperar en una cámara alta dominada por la derecha —que rechazó un texto similar en octubre— y llamó a concentrarse en el aborto.
Pese a que durante el debate las formaciones de derecha Los Republicanos y de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) cuestionaron la necesidad de la propuesta, sus diputados se dividieron a la hora de votar.
Panot señaló que esta votación constituye un homenaje también a las mujeres de países europeos como Polonia y Hungría, donde el derecho a la interrupción voluntaria al embarazo está muy restringido.
Aunque LFI buscaba inscribir también la anticoncepción en la Constitución, finalmente dio marcha atrás para lograr un consenso entre la izquierda y el oficialismo, e intentar allanar a su vez el trámite en el Senado, que se prevé duro.
Para que pase a formar parte de la Constitución el camino es todavía arduo. El Senado debe adoptarlo en los mismos términos en que fue aprobado en la Cámara Baja y después el Congreso, que es la reunión extraordinaria de diputados y senadores, debe respaldarlo con una mayoría de tres quintos.
Asimismo, existe la posibilidad de acelerar el proceso a través de un proyecto de ley presentado por el gobierno.
Totalmente prohibido en una minoría de países, autorizado en otros con más o menos restricciones, el acceso al aborto sigue siendo un derecho muy desigual en el mundo y sufrió en los últimos meses una serie de reveses.
En junio, la Corte Suprema de Estados Unidos —de mayoría conservadora— revocó este derecho, tras tumbar el fallo que desde 1973 permitía interrumpir el embarazo, abriendo así la puerta a que cada estado decida si autorizarlo o no.
En Europa, la Hungría del ultraconservador primer ministro Viktor Orban obliga desde mediados de septiembre a las mujeres que quieren abortar a escuchar el latido del feto, antes de la intervención.
Con información de AFP y EFE