De acuerdo con la versión oficial de la época, Neruda —opositor a la dictadura— murió en una clínica de Santiago como consecuencia del cáncer de próstata que padecía. Pero en octubre de 2017, un grupo de 16 peritos confirmó que no murió de cáncer aunque no pudo determinar la causa exacta de su muerte.
Se inició entonces una investigación sobre una toxina, la clostridium botulinum, la cual fue encontrada en los restos del poeta. Este bacilo es el responsable del botulismo.
Esta bacteria se encuentra por lo general en la tierra, pero expertos de la Universidad de McMaster, de Canadá, y la Universidad de Copenhague concluyeron en el informe que se presentará oficialmente este miércoles que la bacteria “no se filtró al cadáver de Neruda desde dentro o alrededor de su ataúd”, sino que ya la tenía antes de morir, de acuerdo con información de la agencia EFE.
“Sabemos ahora que el clostridium botulinum no tendría por qué haber estado en la osamenta de Neruda. ¿Qué quiere decir esto? Que Neruda fue asesinado, hubo intervención en el año 1973 por agentes del Estado”, aseguró Rodolfo Reyes, sobrino del poeta, a la agencia EFE.
Aún no hay información sobre cómo y quién introdujo la toxina botulínica en el cuerpo del autor.
"Hay que ver si efectivamente hay responsables de esa intervención, o sea, si existen esos terceros. Si estos terceros efectivamente son posibles de ubicar entonces tendrán que tomarse las decisiones que digan relación con sus responsabilidades", Mario Carroza, juez coordinador nacional de derechos humanos, tras el inicio de la última ronda de trabajo de los expertos, el 24 de enero.
Los especialistas tienen previsto concluir las pesquisas el 7 de marzo, cuando entregarán el informe final a la jueza Paola Plaza, quien encabeza la investigación y decidirá los pasos a seguir tras concluir esta etapa.