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Trenes y refinerías detenidas en huelga contra la reforma de pensiones de Macron

Los sindicatos en Francia han intensificado sus protestas contra el el endurecimiento de las condiciones para acceder a una pensión completa impulsado por el presidente.
mar 07 marzo 2023 01:53 PM
Los manifestantes asisten a una manifestación contra el plan de reforma de pensiones del gobierno francés en París, como parte del sexto día de huelga nacional y protestas, en Francia, el 7 de marzo de 2023. El cartel dice: "Macron, alborotador del siglo".
La central CGT aseguró que unas 700,000 personas manifestaron solo en París, 200,000 más que la cifra indicada el 31 de enero.

Los camioneros y los basureros franceses se unieron el martes a las huelgas nacionales contra los planes de reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, mientras los sindicatos intensificaban su campaña para intentar forzar un giro político.

También hubo una interrupción generalizada de los servicios de tren, se detuvieron las entregas de combustible y los maestros abandonaron el trabajo en el sexto día de protestas en todo el país contra los planes de Macron de aumentar la edad de jubilación en dos años hasta los 64 años.

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La segunda economía de la Unión Europea (UE) vivió su sexta jornada de huelga desde el 19 de enero a llamado de los sindicatos para protestar contra el endurecimiento de las condiciones para acceder a una pensión completa impulsado por Macron.

La movilización más grande

"Hemos logrado mostrar la determinación del mundo del trabajo", el gobierno "no puede seguir haciendo oídos sordos", dijo el líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, que celebró una "movilización histórica" al inicio de la manifestación en París.

Los líderes de los dos principales sindicatos de Francia. el CFDT y el CGT, reivindicaron una movilización "histórica" en la calle, por encima de la del 31 de enero, que era el techo hasta ahora.

A falta de cifras globales que permitan decir con claridad si se superaron los entre 1.27 millones de manifestantes —según la policía— y 2,8 millones (según la CGT) de ese 31 de enero, las cifras parciales de diferentes ciudades apuntan a que sí.

La central CGT aseguró que unas 700,000 personas manifestaron solo en París, 200,000 más que la cifra indicada el 31 de enero.

Pese a la fuerte movilización en las calles, que registraron incidentes con la policía en París y otras ciudades como Rennes, el porcentaje de personas en huelga era inferior al registrado al inicio del movimiento, sobre todo entre los trabajadores del servicio de trenes (un 39% al mediodía según los sindicatos) y los profesores (un tercio, según el gobierno), reporta la agencia AFP.

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Estos servicios han sido paralizados

Tras semanas de infructuosas protestas pacíficas desde el 19 de enero, los sindicatos recrudecieron su pulso contra un gobierno firme en su posición, al término de las vacaciones escolares de invierno en Francia. Su objetivo era "paralizar" la economía.

La jornada amaneció con carreteras bloqueadas de Rennes, en el oest, a Perpiñán, en el sur, con la suspensión de la expedición de combustible de todas las refinerías, con una huelga de los recolectores de basura, con escuelas cerradas, trenes y vuelos anulados.

En Annonay, en el sureste, bastión del ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, más de 2,000 hogares se quedaron sin electricidad, indicó la empresa Enedis. Otros posibles cortes "salvajes" de suministro se registraron en Boulogne-sur-Mer y Neuville-en-Ferrain, en e norte.

El lunes, los huelguistas ya paralizaron tres de las cuatro terminales metaneras por "siete días" y, desde el viernes, hacen caer la producción eléctrica en el sector nuclear.

Eric Sellini, representante sindical de la CGT en TotalEnergies, dijo a Reuters que se esperaba que una paralización que actualmente bloquea por completo la refinería de petróleo de Gonfreville, en Normandía, se prolongara hasta el jueves, y otra en la refinería de Donges, en el oeste de Francia, hasta el viernes.

"El objetivo es renovar la huelga en todas partes", dijo el representante de la CGT, Benjamin Tange.

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Rechazo de los franceses

Frente a ellos, el mandatario liberal se juega una parte importante de su crédito político, después que la pandemia le obligara a abandonar una anterior reforma durante su primer mandato, marcado además por la protesta social de los "chalecos amarillos".

Pero dos de cada tres franceses, según los sondeos, siguen opuestos a su proyecto de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa. Una mayoría apoya las huelgas.

"No quiero trabajar hasta los 64 años (...) estamos luchando para no perder nuestros derechos", dijo el camionero Mickael Lormeau, de 50 años, en una marcha de protesta en la ciudad de Saint-Nazaire, en el oeste de Francia, una de las más de 300 concentraciones programadas en todo el país.

Se trata de un momento crítico para ambas partes, ya que el Gobierno espera que el Parlamento apruebe los cambios en las pensiones a finales de mes.

"La gente está harta, agotada", dijo en Saint-Nazaire Jessica Trocme, de 41 años, dirigente sindical en un supermercado Lidl.

Para presionar a los legisladores, los sindicatos franceses más duros han anunciado que esta vez habrá huelgas continuas, que podrían durar días, incluso en las refinerías de petróleo y en los ferrocarriles.

"Continuaremos hasta que se retire la reforma", dijo el jefe del sindicato Force Ouvriere (FO), Frédéric Souillot, a la radio RTL.

El frente sindical unitario debe reunirse en la noche para fijar los próximos pasos. Tras protestas el miércoles con motivo del Día Internacional de la Mujer y el jueves a llamado de los estudiantes, los sindicatos podrían convocar una nueva jornada de protestas el sábado.

Después de fracasar en su intento de convencer sobre la necesidad de la reforma para evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, la primera ministra, Élisabeth Borne, busca ahora desacreditar el movimiento de oposición y el lunes calificó la nueva estrategia sindical de "irresponsable".

La última vez que los franceses lograron frenar una reforma de las pensiones fue en 1995. Los sindicatos paralizaron los servicios de tren y metro durante tres semanas y lograron mantener un apoyo masivo en la opinión pública.

Pero el tiempo apremia. A falta de una mayoría oficialista en el Parlamento, el gobierno escogió un polémico procedimiento que le permite aplicarla, si las dos cámaras no se han pronunciado sobre la misma en los mismos términos para finales de marzo.

Con información de AFP, Reuters y EFE

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