En un mercado londinense está todo preparado para la coronación de Carlos III : llaveros, cucharas y dedales de costura con la imagen del nuevo rey. Pero faltan los clientes, poco entusiasmados con el evento.
La coronación de Carlos y de su esposa Camila se llevará a cabo el 6 de mayo en la abadía de Westminster. La de su madre Isabel II, en 1953, había contado con una pomposa ceremonia y un enorme fervor popular. Peor ahora, 70 años más tarde, este evento no ilusiona a los británicos.
“Carlos no cuenta con el mismo carisma de Isabel II”, señala Arlene Ramírez Uresti, académica de la Universidad Iberoaméricana y especialista en política internacional.
Uno de los factores que ha hecho que el cariño de los británicos por Carlos III no sea tan profundo es el matrimonio y posterior divorcio del rey con Diana Spencer, una de las figuras más queridas por los británicos, incluso ahora.
Casi 26 años después de la muerte de Diana en un accidente automovilístico en París y más de 27 años luego del divorcio de los entonces príncipes herederos al trono de Reino Unido, el fantasma de esta relación fallida persigue al monarca y a su actual esposa, Camila, quien será coronada como reina consorte en la ceremonia del sábado.
El triángulo amoroso entre Carlos, Camila y Diana fue uno de los temas favoritos de los tabloides británicos durante los 80 y los 90, pero el origen de esta historia se remonta a la década anterior.
Carlos, entonces príncipe de Gales, sirvió en la Marina británica entre 1971 y 1976. Para su desconcierto, mientras estaba de misión en el Caribe, el amor de su vida, Camilla Shand, se casó con Andrew Parker Bowles.
Presionado para que se casara, en febrero de 1981 pidió en matrimonio a Diana Spencer, que entonces tenía 19 años. Carlos tenía 32 años.
La boda se celebró en julio y fue un gran festejo nacional. Pero durante décadas su imagen estuvo marcada por el estrepitoso fracaso de aquel matrimonio.
La pareja se separó en 1992 —el annus horribilis de la reina Isabel II— y se divorció en 1996, cuando Carlos ya tenía una aventura con Camilla, divorciada en 1995. Con el divorcio, Diana abdicó al título de princesa de Gales.
Diana murió en un accidente de tráfico en el Túnel del Alma de París, Francia, un año después, el 31 de agosto de 1997. La muerte marcó la vida de los hijos de la pareja, los príncipes Guillermo y Enrique, y también le valió duras críticas a la monarquía británica, incluida a Isabel II, a quien se le reprochó su silencio por el fin de Diana.
Pero fue Carlos quien se llevo la peor parte de las críticas de la opinión pública en Reino Unido. El príncipe heredero necesitó una campaña de relaciones públicas para vencer su impopularidad.
En 2005 se casó con Camila, extrovertida y risueña, que acabó ganándose la simpatía de los británicos.
El rey goza de la aprobación de la mayoría de los británicos, pero está muy lejos de gozar de la misma popularidad de su madre, fallecida en septiembre de 2022.
De acuerdo con una encuesta realizada por You Gov entre el 25 y el 26 de abril de este año, cuenta con 59% de aprobación de los británicos. Pero en un sondeo, publicado justo después de convertirse en rey, llegó a tener niveles de aprobación de 70%, algo de lo que jamás gozó como príncipe de Gales.
Isabel II, fallecida con 96 años, sigue siendo pese a su fallecimiento la figura más popular de la familia real (80% en el primer trimestre de 2023, según YouGov), seguida por su hija Ana (66%) y su nieto Guillermo (65%).
Camila, quien ahora es reina consorte, cuenta con una aprobación de 48%, de acuerdo con la misma encuesta de YouGov. Pero aún está lejos de ser la figura más impopular dentro de la familia británica.
El príncipe Enrique y su esposa, Meghan, la duquesa de Sussex, tiene una aprobación de 29% y 24% respectivamente.
El hermano del rey, el príncipe Andrés, quien se ha visto en escándalos de trata de personas y esclavitud sexual, es la figura peor evaluada de la monarquía con un nivel de desaprobación de 82%.
Con información de AFP
