La guerra estalló el 7 de octubre cuando comandos de Hamás irrumpieron en el sur de Israel y mataron a unas 1,194 personas, la mayoría civiles, según un recuento de la AFP a partir de datos oficiales.
También secuestraron a 251 rehenes, de los que 116 siguen retenidos en Gaza, y entre los cuales 41 habrían fallecido, según el ejército israelí.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva militar en la Franja de Gaza, gobernada por Hamás desde 2007, y por el momento han muerto 37,598 personas, sobre todo civiles, según el Ministerio de Salud del territorio.
En el enclave se hacinan unos 2.4 millones de personas al borde de la hambruna, según la ONU.
"No hay ni verdura ni fruta. No hay vitaminas. Cuando te enfermas, te quedas en la cama durante dos o tres semanas para recuperarte", deploró Umm Siraj al Balawi, una madre de 33 años en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte.
"Esta guerra debe terminar, porque es una guerra de desplazamiento. Es una guerra de aniquilación", dijo.
La guerra en Gaza avivó también la violencia en Cisjordania, ocupada por Israel desde 1967.
El ejército israelí reconoció este domingo haber vulnerado los protocolos operativos durante una incursión en Yenín, en la que soldados ataron a un palestino herido al capó de un vehículo militar.
Las imágenes se volvieron virales y provocaron una ola de indignación.