Al afirmar que asumía su misión "con temor y temblor", León utilizó el domingo siete veces las palabras "unidad" o "unidos" y cuatro veces la palabra "armonía".
"Nunca se trata de captar a los demás por la fuerza, por la propaganda religiosa o por medio del poder. En cambio, se trata siempre y únicamente de amar, como hizo Jesús", dijo, en aparente referencia a una guerra de palabras entre católicos que se definen como conservadores o progresistas.
Los conservadores también acusaron a Francisco de gobernar con mano dura y lamentaron que menospreciara sus preocupaciones y no consultara ampliamente antes de tomar decisiones.
En referencia a San Pedro, el apóstol cristiano del siglo I de quien los papas derivan su autoridad, León dijo: "Pedro debe pastorear el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un autócrata que se enseñorea de quienes le han sido confiados. Al contrario, está llamado a servir a la fe de sus hermanos y a caminar junto a ellos".
A la ceremonia asistieron numerosos líderes mundiales, entre ellos los presidentes de Israel, Perú y Nigeria, los primeros ministros de Italia, Canadá y Australia, el canciller alemán Friedrich Merz y la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen.
Los miembros de la realeza europea también ocuparon sus asientos VIP junto al altar mayor, incluidos los reyes de España, Felipe y Letizia. Al final de la ceremonia, León estrechó la mano de muchos de ellos y abrazó a su hermano Louis, que viajó desde Florida.
Como parte de la ceremonia, León recibió dos objetos simbólicos: una vestidura litúrgica conocida como palio, una faja de lana de cordero que representa su papel de pastor, y el "anillo del pescador", que recuerda a San Pedro.
El anillo ceremonial de oro se fabrica especialmente para cada nuevo papa y puede ser utilizado por León para sellar documentos, aunque este propósito ha caído en desuso en los tiempos modernos.
Muestra a San Pedro sosteniendo las llaves del cielo y se romperá tras su muerte o renuncia.