El pasado 22 y 23 de agosto, a iniciativa del Consejo Coordinador Empresarial y la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y con la presencia de los gobernadores de Yucatán, Campeche y Quintana Roo se llevaron a cabo una serie de mesas técnicas en Mérida donde representantes del gobierno y empresas discutían las alternativas para que el sureste del país cuente con un suministro más confiable.
Ahí, Elvira Daniel, directora del Cenagas, expuso las 6 acciones que el gobierno contempla para resolver la problemática, entre las que destaca la reconfiguración de la estación de compresión de Cempoala en Veracruz, la cual está pensada para modificar el flujo de gas en el ducto Cactus, Chiapas – Reynosa, Tamaulipas, y que cuando esté concluida en el 2020 sea parte esencial para el transporte de gas al sur de Veracruz y sureste de México. Para ello, el acuerdo al que han llegado la Comisión Federal de Electricidad y las empresas operadoras del gasoducto sur de Texas – Tuxpan son buenas noticias.
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No obstante, ésta no es la única opción de suministro. El 27 de noviembre del 2018 Pemex hizo público que el campo Ixachi, ubicado en el municipio de Tierra Blanca, Veracruz, contiene reservas 3P que se estiman en más de 1,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, un volumen mayor a lo que inicialmente se valoró. La ventaja de Ixachi es que, según cálculos oficiales, podría entrar en fase de producción rápidamente.
De acuerdo con el Plan de Negocios de Pemex 2019-2023, se estima que Ixachi alcance una producción de aproximadamente 400 y 600 millones de pies cúbicos diarios de gas hacia finales del 2020 y 2021, respectivamente. Y dada la proximidad de los gasoductos existentes, el pronóstico es que parte de esa producción podría mandarse a las plantas petroquímicas de Pemex y privadas en Coatzacoalcos y la región.