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Acuerdo Nacional de Infraestructura, un rebote relativamente sonante y fuerte

Un acuerdo de esta naturaleza, siempre que se cumpla cabalmente, puede representar un importante impulso para toda la actividad económica, opina Iván Franco.
mar 26 noviembre 2019 11:30 AM
infraestructura - inversión - economía
Por la naturaleza sectorial de estos proyectos de infraestructura y sus distintos periodos de maduración, los impactos en la economía serían variables, apunta Iván Franco.

(Expansión) – Justo un día después de que el INEGI confirmara la cifra que se interpreta como la recesión técnica de la economía mexicana, el gobierno federal anunció un esperado programa de inversión del sector privado conocido como Acuerdo Nacional de Infraestructura. El plan incluye 147 proyectos con una inversión total de 859,000 millones de pesos .

Mi primera lectura es que el plan es sustancioso, tanto en número de proyectos como en inversión privada, y vaticina un cambio de dirección de la alicaída economía de 2019. Un rebote relativamente sonante y fuerte, como el de una pelota de básquetbol.

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Claro, primero falta ver que se cumplan todos estos proyectos.

Por otra parte, esta es una noticia largamente esperada por los mercados, ya que es oxígeno puro para las economías financiera y la real. Es de esperar mayor dinamismo tanto en los mercados de deuda como en los de consumo durante el 2020.

Según el acuerdo, 431,318 millones de pesos se distribuirán durante el año 2020, cifra que equivale a 2.3% del PIB, y que representa un importante empujón a la necesitada inversión privada. Finalmente, parece que la iniciativa privada ya se sacudió el miedo que les metieron en el sexenio anterior. Los empresarios están siendo fieles a su pragmatismo y dejando atrás las diferencias de estilo.

Por la naturaleza sectorial de estos proyectos de infraestructura y sus distintos periodos de maduración, los impactos en la economía serían variables. No obstante, son de los más efectivos y los que más ganancias derraman, ya que afectan a casi todos los sectores, según muestra la matriz de insumo-producto.

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Por otro lado, es interesante que los proyectos estén divididos equitativamente en las tres regiones del país, norte, centro y sur, ya que si se concentraran en un solo sitio, los efectos podrían ser no tan buenos para la economía en su conjunto y tenderían a concentrar el crecimiento económico en alguna región.

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Un acuerdo de esta naturaleza, siempre que se cumpla cabalmente, puede representar un importante impulso para toda la actividad económica. Fácilmente el país podría romper los pronósticos de las casas de apuestas que estiman un crecimiento de alrededor de 1% en el 2020. Con una aceleración del gasto en infraestructura y su derrama a otros sectores, el crecimiento podría ser fácilmente del doble para el próximo año.

Otra lectura derivada de este acuerdo es que, el gobierno reconoce implícitamente que se tardó y que la economía cayó más de lo esperado en 2019. Y la buena noticia es, que se están poniendo las pilas para salir del bache.

Uno entiende que los políticos no quieran esparcir el miedo y las noticias malas, ya que eso resta confianza; sin embargo, las acciones hablan por sí mismas.

El viento económico ya dio la vuelta

Es posible que el rebote de la recesiva economía haya sucedido en septiembre de 2019, con el dato del indicador IGAE, un aproximador del PIB que, aunque fue negativo, marcó un pequeño apuntalamiento. Es muy probable que en octubre el indicador continúe recuperándose a tasa anual, tanto por la base de comparación como por el mejoramiento en un par de indicadores adicionales. Si es así, la economía estaría librando su corta recesión.

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Lo más importante es que, finalmente, los principales actores económicos ya están poniéndose de acuerdo en las prioridades para subsanar la falta de inversión que venimos arrastrando desde el año 2017.

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Por otra parte, no debemos olvidar el otro esperado motor de la economía mexicana que se encuentra en pausa, la exploración y extracción de hidrocarburos. Si los proyectos de esta industria se realizan con mayor celeridad, este motor podría sacar a flote el crecimiento del sexenio y romper con todos los pronósticos de las casas de apuestas.

Con estas condiciones, no sería sorprendente promediar un crecimiento sexenal muy por arriba del 2% que se estima como el potencial de la economía mexicana.

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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