Aunque la forma de trabajar de manera virtual sigue en proceso de construcción y adaptación al nuevo entorno, la composición de empleados que trabajan desde la oficina y los que lo hacen de forma remota, se rediseñará de forma permanente, los retos en cultura organizacional son ¿cómo y cuándo innovaremos en el ambiente físico de nuestros trabajos?, ¿cómo priorizar esa innovación?, ¿es posible mantenernos sanos emocionalmente y sostener nuestro modelo de innovación en el largo plazo?
Sin duda el regreso a los procesos de innovación será posible siempre y cuando el enfoque estratégico de dichos procesos se encuentre enfocado en la seguridad de las personas y en las herramientas tecnológicas para no dejar de operar bajo cualquier circunstancia.
Para todas las empresas el aprendizaje principal de esta crisis sanitaria fue el costo de la tensión que provoca el distanciamiento social forzado y todos esfuerzo que comprende coordinar adecuadamente los equipos de trabajo de manera remota.
Sin innovación no hay futuro para las empresas. Los planes de “nueva normalidad” o de la forma que cada compañía haya designado nombrar de manera emblemática su regreso, no tendrán valor si dentro de ellos no cuentan con un modelo innovación a la medida para su proceso de regreso.
Con la innovación tecnológica se crea y se destruye valor, lo importante es estar en el lado en el que se crea. El 71% de los sectores está en riesgo de disrupción y los que no lo están es porque ya lo han sufrido.
La pandemia acelera la revolución 4.0 en las empresas