Hoy nadie sabe a ciencia cierta el impacto que la pandemia está provocando en la productividad. Algunos analistas aseguran que ésta se desplomó por el shock que viven los empleados. Otros celebran un incremento de 20% gracias a la hiperconectividad. Lo que es un hecho es que la revolución en los centros de trabajo continuará. Los modelos de negocio y la actitud de los clientes cambiarán, todos querrán ahorrar, los márgenes serán menores y entonces los ajustes en las estructuras no cesarán.
Según Accenture, el disfrute de trabajar en casa empieza a bajar de 79 a 67% (de marzo a mayo) y ya hay menos gente que piensa que es más productiva en casa (de 61 cayó a 52%). Mercer realizó un sondeo en 481 empresas y, de éstas, 68% evaluó un impacto positivo en la gestión y rendimiento de sus equipos. Otros reportes dicen que los millennials sueñan con quedarse en casa por el resto de sus días; que los techies se adaptan perfectamente al flex time y al flex location; mientras que la Generación X y los Baby Boomers viven de sus viejos recuerdos en la oficina.
Pero el modelo post COVID-19 en los centros de trabajo apenas se está escribiendo y se cree que hasta el primer trimestre de 2021 tendremos más definidas las políticas que las áreas de Recursos Humanos implementarán. Le creamos o no a Hugo López-Gatell, los contagios seguirán multiplicándose y las aperturas y cierres de oficinas serán un hecho, lo que dará paso a nuevos mecanismos de control.
Como sea, la pandemia está dejando al descubierto prácticas que antes de COVID-19 parecían escritas sobre piedra y que hoy son tan evidentes que también demuestran lo mejor y peor de jefes y empleados.
OPINIÓN: Nuevos modelos de trabajo e identidad de las empresas
Veamos: hoy la estrategia de las empresas no está basada en metas de largo plazo sino en cómo sobrevivir mañana y eso, colateralmente, está demostrando con mucha claridad quién trabaja y quién no. Aunque se trabaje en casa, el cumplimiento de resultados tiene un periodo de muy corto plazo y así es muy fácil saber quién aprovechó el home office para lograr la meta o como un periodo vacacional. Hoy, la irresponsabilidad aún tiene discípulos pero se impone más el trabajo en equipo.
El C-Suite de las empresas también pasa por una profunda reflexión. Los directores de Finanzas y de Recursos Humanos nunca imaginaron que tendrían que vivir adaptando continuamente su operación y uno de sus retos es dejar de ser solo vistos como “los que pagan la nómina”.