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No más chanclazos del norte: Biden, México y la energía

Somos el mercado ideal para los refinados de EU; con Biden, y la necesidad de sus empresas de desahogar inventarios, Dos Bocas cada vez tendrá menos sentido, opina Miriam Grunstein.
mié 02 diciembre 2020 12:05 AM

(Expansión) – En otros rasgos, uno compartido entre nuestro presidente y el que ya fue de Estados Unidos es arrojar chanclazos. Es esa manía de levantarse con el pie izquierdo, proferir amenazas y cimbrar las economías.

Apenas abrían la boca y nos preguntábamos ya ¿ahora qué?¿Con qué cosa van a salir? ¿Qué firmarán irreflexivamente y con ardor?

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Al contrario, Joe Biden será más insulso pero no debemos subestimar su fuerza. A diferencia de Donald Trump y de Andrés Manuel López Obrador, él no se apasiona por los hidrocarburos, ni por lo verde, tal vez por nada. Por ser un caballero de sobria figura, recuerda a otro presidente mexicano, tal vez el menos carismático y amado de todos, pero técnico, tieso y atinado en algunas decisiones de política pública: Ernesto Zedillo. Cuando de energía se trata, así imagino a Biden.

Al ganar Trump, muchos mexicanos –aun los más asiduos defensores de la libertad comercial— nos permeó un temor inusual para nosotros: el depender demasiado de las importaciones de gasolina y gas. Antes de Trump, con un historial de mucha fluidez en nuestro intercambio comercial de hidrocarburos, no hacía sentido construir refinerías que con toda seguridad producirían combustibles más caros que los importados.

Acusados mil veces de “vende patrias” sostuvimos mil veces que más saquearíamos la patria produciendo combustibles carísimos que importándolos eficientemente. Pero, de repente, cuando nuestro país vecino entró en ALERTA NARANJA, corroyó la duda de si él, de alguna manera, podría hacer prohibitivas las exportaciones de gas y gasolina a México.

La que escribe dejó de sentirla una vez que, al plantear este temor a un comercializador de estos insumos, él afirmó con claridad: “no, no lo hará, a menos de que quiera su cabeza ensartada en un palo.”

Por ventura, las exportaciones a México no se desaceleraron, al menos por voluntad presidencial. Si acaso, por la reducción en la demanda que asola el mundo entero. Y esa misma desaceleración global hará que Estados Unidos busque un mercado para sus productos con más agresividad.

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Biden conforma su gabinete después que Trump aprobara la transición

Y somos el mercado ideal para los refinados de aquel país. Con Biden, y la necesidad de sus empresas de desahogar inventarios, Dos Bocas cada vez tendrá menos sentido.

Otro punto nodal será la agenda verde de Biden. Podemos esperar presiones por ese lado de cumplir con nuestros compromisos adoptados al firmar el Acuerdo de París. Y habida cuenta de que el calentamiento global es ídem, es improbable que ese nuevo gobierno acepte un México carbonizado como vecino.

Pero Biden no es como Trump. Él no arroja chanclazos. Él recuerda más a Teddy Roosevelt en que podrá hablar quedo pero portará una vara grande.

Nota del editor: Miriam Grunstein es profesora e investigadora de la Universidad ORT México y es académica asociada al Centro México de Rice University. También ha sido profesora externa del Centro de Investigación y Docencia Económicas y coordinadora del programa de Capacitación al Gobierno Federal en materia de Hidrocarburos que imparte la Universidad de Texas en Austin. Hoy es socia fundadora de Brilliant Energy Consulting y dirige el blog Energeeks. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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