Priorizar la educación es fundamental, puesto que la pérdida de aprendizajes y el daño socioemocional pueden marcar el futuro de las generaciones más jóvenes de este país.
De acuerdo con la evidencia que juntó el Instituto Mexicano para la Competitividad ( IMCO ), la pandemia provocó un rezago educativo de, al menos, 1.8 años de escolaridad, lo que podría reducir ingresos futuros de los estudiantes en 8%. ¡Y esto podría ser aún mayor para quienes tuvieron menos apoyo durante la educación a distancia!
Hasta la fecha hemos visto que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha transferido mayores responsabilidades a padres de familia y docentes sin asignarles suficiente presupuesto ni herramientas para apoyarlos. Describo dos casos que lo ilustran.
Uno, la SEP hizo un llamado para que los Comités Participativos de Salud Escolar -en el que colaboran papás y maestros- se encarguen de la limpieza de las escuelas . Sin embargo, el programa para arreglar las escuelas, La Escuela Es Nuestra, registró un retraso en el gasto a junio 2021 de 1,175 millones de pesos , el segundo programa con mayor retraso en el gasto de la SEP.
Dos, la SEP pide que maestros evalúen los conocimientos de sus alumnos al llegar a las aulas para tener un diagnóstico más preciso de lo que saben y pueden hacer. Esta nueva responsabilidad no está acompañada de un plan accionable ni de suficiente capacitación. De hecho, el Programa para el Desarrollo Profesional Docente tuvo un recorte real de 44% en el presupuesto para 2021 y sus reglas de operación ni siquiera mencionan palabras relacionadas con la pandemia ni las clases a distancia.