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Optimismo y pesimismo con la Inteligencia Artificial

La IA, en el sector que sea, es una herramienta muy poderosa. Su beneficio o perjuicio siempre dependerá del uso que nosotros queramos darle, señala Gilberto Guillén.
vie 03 marzo 2023 12:01 AM
Paso a paso: Aprende a usar ChatGPT
Estamos ya familiarizados con ChatGPT y otras herramientas para la creación de textos generados por IA de los que, a menos seamos expertos o revisemos con precisión, no podemos asegurar que sean correctos o no, apunta Gilberto Guillén.

(Expansión) - Con estas u otras palabras, es común escuchar “la Inteligencia Artificial (IA) es el futuro y es un tren al que hay que subirse o dejar que nos atropelle”.

Sobre esto, en mi opinión, existen tres tipos de personas: los que están a favor, los que están en contra y los que no saben ni de qué se trata. Por ahora, me centraré en los dos primeros tipos, sin puntos intermedios, optimistas y pesimistas.

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Los primeros dicen que estas herramientas son progreso y bienestar para todos, los segundos que las máquinas inteligentes se apoderarán del mundo y ya no podemos hacer nada al respecto.

De optimistas o pesimistas, la mayoría de sus debates sobre IA todavía se centran en su mayoría en el beneficio o perjuicio para la economía (más productividad, disminución de costos de tiempos y costo de producción o aumento de desempleo) y tienden a ignorar enfoques más subjetivos, como debería ser la mejora de la calidad de vida de las personas gracias a su aplicación.

Los optimistas destacan que los algoritmos acabarán con el hambre y los pesimistas que se robarán los empleos, como si estas actuaran por sí solas, ya sea con sensibilidad o ambición profesional para ganarle al humano. Pero el cambio y avance tecnológico siempre ha estado lidereado por lo que el ser humano desea.

Cualquier máquina fue diseña por humanos, nosotros creamos las leyes y normas sobre su uso, así como los intereses para la que fue creada. Lo mismo sucede con la IA. Nosotros decidimos el fin y uso que le queremos dar. Son los empresarios e ingenieros, humanos, y no los algoritmos los que decidirán si se sustituye a un trabajador o no; son estos los que deciden qué límites poner a la tecnología. Somos los humanos los que tenemos mucho que decir sobre el fin que se les da a estas herramientas, cómo y para qué las usamos.

Desde que el Homo sapiens juntó y frotó dos pedazos de madera entre sí para hacer fuego, el cambio y avance tecnológico han estado dirigidos por los deseos del ser humano. La rueda, la imprenta, la máquina de vapor, la electricidad, los automóviles, las computadoras, las redes sociales, las armas, la bomba nuclear y todos los inventos no aparecieron de la nada e integrados a la sociedad. Nosotros los creamos, así como debería ser la elaboración de leyes y normas sobre su uso responsable y ético y los intereses a los que deben servir.

A esta fecha, ya todos estamos familiarizados con ChatGPT y otras herramientas para la creación de textos generados por IA de los que, a menos seamos expertos o revisemos con precisión, no podemos asegurar que sean correctos o no. Sobre esta, también existen los pesimistas y optimistas. Y en el sector de la educación no es la excepción.

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El pesimista: usar ChatGPT disminuye la capacidad de desarrollar el pensamiento crítico.

Recientemente, el Departamento de Educación de Nueva York prohibió el uso de ChatGPT. En un comunicado, el Departamento decía “Si bien la herramienta proporciona respuestas rápidas y fáciles a las preguntas, no construye habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas, que son esenciales para el éxito académico y la vida”; en otras palabras, IA inhibe la capacidad de razonar del estudiante.

Prohibir ChatGPT es como no permitir a los estudiantes usar Wikipedia o el corrector ortográfico. Los alumnos encontrarán formas de eludir la prohibición, lo que, por supuesto, hará necesaria otra respuesta defensiva por parte de autoridades y profesores, y así sucesivamente.

El optimista: Hay que averiguar cómo usar estas herramientas para catalizar y no canibalizar la capacidad de pensar del estudiante.

Un ensayo generado por GPT puede tener textos fluidos y plausibles, pero erróneos. Para esto hay que impulsar al estudiante a esforzarse en cuáles y cuántas preguntas debe hacer y que sean las correctas, en elegir qué puntos elaborar y cuáles dejar de lado, sustentar los hechos con argumentos, encontrar referencias apropiadas que los respalden y pulir al final pulir el texto. Esto requiere de mucho trabajo, análisis y reflexión que es lo que al estudiante se le debe pedir.

En Estados Unidos ya hay un gran debate al respecto, en México todavía no.

La IA, en el sector que sea, es una herramienta muy poderosa. Su beneficio o perjuicio siempre dependerá del uso que nosotros queramos darle.

Nota del autor: aunque este texto pudiera tener errores, no fue elaborado con IA.

Nota del editor: Gilberto Guillén es consultor en Comunicación y Relaciones Públicas en Zimat Consultores. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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