La precisión en el cálculo de la inflación es fundamental para la formulación de políticas monetarias eficaces. Sin embargo, el método tradicional para medir la inflación se ha vuelto obsoleto ante las dinámicas de precios actuales, impulsadas por la digitalización y las estrategias de precios dinámicos. Este desfase no solo cuestiona la validez de los índices de inflación existentes, sino que también tiene implicaciones profundas en la política monetaria de los bancos centrales, inclinándose hacia posturas expansionistas que pueden ser intrínsecamente inflacionarias.
Obsolescencia en el cálculo de la inflación y su impacto en política monetaria
Métodos tradicionales y su insuficiencia
Los índices de precios al consumidor, la piedra angular en el cálculo de la inflación, se fundamentan en métodos de recolección de datos que no extraen adecuadamente las fluctuaciones de precios en tiempo real. Estas técnicas, centradas en visitas físicas a establecimientos comerciales y un seguimiento manual de precios, resultan ineficaces frente a la velocidad y variabilidad de las estrategias de precios dinámicos en la economía digital. Diewert (2014) e Ivancic, Diewert y Fox (2011) discuten ampliamente sobre la urgencia de revisar estos métodos ante los desafíos actuales. He constatado cómo los precios que recauda INEGI en tiendas tienen numerosos errores.
Precios digitales y estrategias de precios dinámicos
Prácticamente todas las empresas de comercio electrónico y algunas de servicios como las reservaciones de hospedajes y vuelos, ajustan sus precios en tiempo real, respondiendo a cambios en su demanda, tiempo, costos y competencia. Aunque esta práctica optimiza los ingresos empresariales, presenta un desafío significativo para la medición tradicional de la inflación, que es incapaz de reflejar estas variaciones con la rapidez y precisión necesarias. Cavallo (2018) explora cómo estas estrategias de precios pueden conducir a una medición inexacta de la inflación, destacando la brecha entre los métodos tradicionales y las prácticas actuales de fijación de precios.
La política monetaria entre la espada y la pared
La dependencia de los bancos centrales en indicadores de inflación inexactos los lleva a adoptar políticas monetarias ineficientes. Cavallo y Rigobon (2016) argumentan que un error en la medición de la inflación puede llevar a una política monetaria inapropiada. Por ejemplo, si la inflación se subestima, las autoridades monetarias pueden mantener las tasas de interés demasiado bajas durante demasiado tiempo, lo que puede conducir a un aumento de la inflación.
En México estamos viviendo un ciclo inflacionario perpetuo. Desde que se instrumentó el programa de objetivo de inflación de 3%, el Banco de México solo ha llegado a esa meta menos de un 20% de los meses. El objetivo de inflación es incongruente con los alcances de la política monetaria y sus resultados. Por ello, cuando llega un nuevo ciclo de relajamiento la subestimación de la inflación añade una presión adicional, generando que los consumidores perciban una mayor inflación que la que indican los indicadores.
Hacia una medición más precisa de la inflación
Instituciones como el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos están explorando el uso de tecnologías para mejorar sus análisis económicos, donde utilizan precios de escaneo y transacciones en línea, que proporcionan resultados dinámicos sobre la tendencia de la inflación.
Por ejemplo, según un documento del Banco de la Reserva Federal (2022), los sesgos de muestra pequeña y los ponderadores favorecen a los hogares más ricos, subestimando la inflación real enfrentada por el consumidor medio. Este análisis sugiere que la inflación medida por métodos tradicionales podría no reflejar completamente la variabilidad y dinámica de los precios en la economía actual. Además, cómo se eligen los ponderadores refleja qué grupos de consumidores pesan más en el índice. Esto puede hacer que se preste más atención a la inflación que afecta a las familias más ricas, en lo que se llama un sistema de ponderación "plutocrático".
Desigualdad de ingresos y poder adquisitivo
Una inflación subestimada puede conducir a políticas monetarias que no reflejan las verdaderas condiciones de vida de la población, afectando especialmente a los hogares de ingresos bajos. Estos destinan una mayor proporción de sus ingresos a necesidades básicas, como alimentos y vivienda, cuyos precios pueden estar aumentando más rápidamente de lo que el índice oficial de inflación sugiere. La inflación general acumulada de México en el periodo de enero 2020 a enero 2024 fue del 25.5% según el Inegi, mientras que el aumento acumulado del subíndice de alimentos, bebidas y tabaco alcanzó el 39.3% en el mismo periodo.
La obsolescencia en el cálculo de la inflación no es solo un problema técnico; es un desafío económico global que afecta la formulación de políticas monetarias y, por ende, la estabilidad económica. La transición hacia métodos más modernos y precisos para medir la inflación es esencial para evitar las trampas de la expansión monetaria incontrolada y sus efectos inflacionarios y malos resultados, como en el caso mexicano y su banco central.
_____
Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión