Semanas atrás pedí en mi cuenta de Instagram por la libertad de los judíos desaparecidos desde el 7 de octubre de 2023 y diversas personas a las que conozco personalmente me han escrito que “tenía que pensar mejor la otra parte de la historia” y que “cuidado con ese temita”.
“Ese temita” es que niños que estaban durmiendo fueron asesinados, niñas fueron violadas hasta quedar destruidas y muchos están todavía ahora desaparecidos. Los impúdicos videos son irresistibles para cualquier retina que haya experimentado alguna vez la palabra empatía.
En ese terreno complejo que es la narrativa social, grupos diversos comenzaron a adoptar abiertamente consignas antisemitas. El antisemitismo ha crecido de una manera pavorosa.
No hace falta ser judío para verlo.
Sin duda hay mucho por hacer en pos de la concientización y de la explicación de este complejo escenario político. Pero si hay un conflicto territorial armado, no deja de existir otro simbólico y narrativo. En este sentido, ha sido muy pobre el movimiento de las empresas internacionales y de las organizaciones en pos de atender a este antisemitismo que explotó en redes sociales y ambientes públicos.
Necesitamos iniciativas para buscan dar una discusión narrativa y ayudar a reconocer que hay un odio antisemita, a veces subterráneo y otras explícito en imágenes, comentarios y consignas.
En la Argentina, por ejemplo, un grupo de ejecutivas y ejecutivos creó JAE3 - Red de Judíos Argentinos Emprendedores, Ejecutivos y Empresarios un espacio apolítico y no religioso para luchar contra el antisemitismo con el objetivo de trabajar por una sociedad tolerante, diversa, inclusiva y democrática y representar a los miembros de la comunidad judía en Argentina y su identidad. Hoy alberga más de 400 líderes argentinos, judíos y no judíos, unidos para trabajar por esta causa en ese país. Entre los fundadores están Diego Bekerman, GM LATAM Microsoft, Verónica Cheja (Urban Grupo), Carolina Zang (Zang, Bergel y Viñes), Valeria Abadi (Globant), Ezequiel Herzsage (IRSA), Diego Yanni (Accenture) y Mariano Filarent (Meta).
Precisamos ser creativos a la hora de pensar mesas de diálogo y concientización sobre esta nueva ola de antisemitismo que ha emergido de una manera cruda en pleno siglo XXI.
Las organizaciones no están exentas de esta coyuntura y es importante dar estas conversaciones para poder evitar los evidentes excesos que se pueden observar en las redes sociales.
La tan mentada diversidad e inclusión, propiciada por las organizaciones, no está sólo ligada a la cuestión de género. Como lo comenté hace dos años aquí 1 , la diversidad debe darse especialmente en nuestras historias para también comprender a quienes tienen historias muy diferentes y llevan en sus hombros un cúmulo de maltratos por su origen.