Esto sin duda ha cambiado para bien, ya que ahora una gran mayoría de los informes de responsabilidad social están enfocados en presentar el desempeño de la organización en este tema, con indicadores que permiten medir el compromiso y avance de dichas empresas en materia económica, social y ambiental, tanto a nivel de resultados, como de impactos en los casos más avanzados.
Ello también ha implicado el establecimiento de objetivos y metas que se hacen públicas, y que además ahora pueden alinearse a grandes retos globales como los planteados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que sin duda sirven de guía para las empresas, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil.
Por otro lado, en cuanto a su contenido, los primeros informes no estaban enfocados en brindar la información más relevante de la organización, sino en presentar aquellos datos disponibles en ese momento, bajo una lógica equivocada de “entre más mejor”, para dar una impresión de que se hacía mucho y se cubrían todos los temas, lo cual llenaba de “paja” estos documentos y no se percibía realmente una alineación estratégica de la RSE con el negocio.
Con el desarrollo de las guías y estándares para la elaboración de estos informes, como los desarrollados por Global Reporting Initiative (GRI), esto ha ido evolucionando con la introducción de principios para asegurar el contenido de estos documentos, destacando el concepto de materialidad que permite enfocarse en los temas más relevantes para la organización y sus stakeholders por los impactos generados, orientándose así hacia lo más significativo y promoviendo que esto sea gestionado de forma estratégica e integral.
En este tiempo las empresas también han experimentado con diferentes formatos, empezando con documentos físicos y migrando hacia versiones digitales e incluso interactivas, aprovechando el desarrollo de la tecnología. En este sentido, tanto las páginas corporativas en internet, como las cuentas en diversas redes sociales han ido aumentando la cantidad de contenidos de RSE que difunden a través de ellas, dándoles una mayor difusión y accesibilidad a sus informes de sostenibilidad.
El tema de la auditoría y verificación externa de la información presentada también ha evolucionado, ya que en un inicio todo era lo que la empresa decía haber hecho, y hoy encontramos diversos estándares y proveedores de este tipo de servicios que se encargan de auditar los procesos para la elaboración de los informes e incluso de verificar la información que las empresas presentan. Así mismo, hoy podemos encontrar diversas organizaciones que se dedicar a evaluar, calificar o rankear a las empresas de acuerdo a su desempeño en materia de sostenibilidad, con base en la información publicada en estos informes y algunos cuestionarios complementarios, contra una serie de criterios establecidos en sus metodologías.