“Encontramos casos de marcas que están lideradas por una persona y que han tenido una buena recepción, sólo por tener una campaña exitosa; o donde poco a poco han buscado llevar anuncios o retener a un usuario con alguna story inspiradora y pasar de tener el like a un cliente”, apunta Grinenberg.
Según la ejecutiva de la red, 90% de los usuarios siguen una marca en Instagram. Esto se vuelve una oportunidad para convertir el perfil de las pequeñas empresas en un escaparate.
Coolpebbles, un emprendimiento impulsado por José Ferrer y la diseñadora industrial Mariana Viñas, inició a finales de 2017. Se trata de una tienda enfocada en productos para el hogar, en la que han logrado apalancar campañas con micro influencers muy exitosas.
“El blog para emprendedores es mi guía y a partir de varios ejercicios, donde mandé una taza con influencers, empecé a tener y ganar más atención. Ahora incluso me buscan otras influencers para generar contenido con mi marca, porque les gusta”, apunta Viñas, quien admite que parte de su formación como diseñadora le ha ayudado a tener un feed más estético, pero también a generar ingresos a través de la red social.
Para que muchos de los pequeños y medianos negocios logren tener conocimiento sobre las nuevas herramientas de la app, Grinenberg señala que hacen cursos y talleres teóricos y prácticos.
“Por ejemplo estamos haciendo cursos sobre Spark AR Studio, en los que hablamos de tecnologías de realidad aumentada que pueden implementar en sus tiendas físicas o en sus productos y así ganar presencia dentro de sus clientes”.
Otros emprendimientos que han aprovechado el uso de las tendencias de la red social son Chanaka, una empresa de mermeladas y salsas; o Quetzal, un emprendimiento de diseño mexicano dedicado a la elaboración de bolsos, carteras y accesorios artesanales.