Para disminuir estas cifras, la Alianza por la Salud Alimentaria sugiere un incremento en los impuestos a este tipo de productos, pues su consumo tiene un impacto negativo en el sistema de salud, el cual, cuenta con cada vez menos presupuesto.
Durante los últimos años de la pasada administración, el presupuesto en salud disminuyó un 4% en términos reales, con una reducción en el número de usuarios de instituciones y programas de salud en 5.6 millones de personas, según la ONG.
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Además, al 2017, el gasto público en salud representó solo el 2.8% como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el más bajo en los últimos 9 años.
En países como Estados Unidos, este gasto representa el 14.3% de su PIB; en Cuba, el 10.9%; Alemania, 9.4%; Francia, 9.3% y Suecia, 9.2%.
Según la ONG, el alcohol, el tabaco, las bebidas azucaradas y la comida chatarra tienen factores en común:
1. Generan altos costos para el sector salud y para la economía de las familias
2. Son productos de los que la población tiene información insuficiente sobre sus daños en salud
3. Son productos adictivo y se asocian con problemas de autocontrol o con consumo compulsivo.
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