Aunque en los autos ligeros es cada vez más común hablar de coches híbridos e impulsados por electricidad, en el segmento de vehículos pesados (camiones, autobuses y tractocamiones) el reto es más complejo por diversos motivos.
Nueva norma ambiental ¿suficiente?
A partir del 1 de julio, la Norma Oficial Mexicana (NOM) 044 de la Semarnat hace más estrictas las reglas para la fabricación e importación de vehículos pesados, debido a que deben cumplir con el estándar Euro V, con tecnologías más limpias que, según estimaciones de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT), reducirá en 40% las emisiones de óxido nítrico (NOX) y en 90% las emisiones de material particulado.
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Aunque la nueva norma supone buenas noticias, no es suficiente, considera Miguel Elizalde, presidente ejecutivo ANPACT, principalmente por dos razones: no hay garantía de que se disponga del combustible adecuado para cumplirla y la flota de vehículos pesados es relativamente vieja y, por lo tanto, más contaminante.
La capacidad de Petróleos Mexicanos (Pemex) para producir diésel de ultrabajo azufre da para abastecer 28% del consumo total, según la Secretaría de Energía, por lo que el resto se tiene que importar. Este factor puede incidir en su costo e, incluso, supone un riesgo de desabasto en el combustible.
Esto se suma a una flota que, en el caso del autotransporte de carga, tiene 18 años de antigüedad, el doble que el de países de la OCDE, cuya media es de hasta nueve años.