Son tiempos difíciles para los activistas que buscan desconectar al mundo de los plásticos. Hasta que el nuevo coronavirus comenzó a extenderse por todo el mundo, 2020 parecía ser el año en el que finalmente se impondrían restricciones significativas al uso del plástico.
Una lista creciente de empresas de consumo, incluida Coca-Cola, que produce alrededor de 117,000 millones de botellas de plástico cada año, estableció objetivos para reducir su dependencia de los envases de plástico. Francia prohibió los platos, los vasos y los cubiertos de plástico de un solo uso a partir del 1 de enero, e Inglaterra promulgará restricciones a los popotes y los mezcladores de plástico a partir de abril. El 1 de marzo, Nueva York se unió a varias otras ciudades del mundo en prohibir la distribución de bolsas de plástico en las tiendas minoristas.
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El virus está directamente relacionado con las fortalezas de la industria: la posibilidad de desechar y la higiene. Un nuevo informe publicado por Bloomberg la semana pasada encontró que, al menos a corto plazo, los temores de los oponentes de los plásticos podrían ser válidos.
”Las preocupaciones en torno a la higiene de los alimentos debido a la Covid-19 podrían aumentar la intensidad de los envases de plástico, lo que retrocedería algunos de los primeros avances realizados por las empresas”, señala el informe. Los investigadores encontraron los mayores picos en la demanda de máscaras faciales y la película delgada utilizada en las envolturas de plástico.