En Norteamérica, no se fabrica un solo vehículo con todos los componentes hechos en Estados Unidos, Canadá o México. Cada uno de los casi 50 modelos que se ensamblan en México, por ejemplo, tienen piezas de alguno de estos tres países o incluso de los tres. Además de otros componentes importados de Asia o Europa. Lo mismo ocurre con Estados Unidos.
La historia detrás del reinicio de operaciones del sector automotriz
Por ejemplo, el Ford Mustang que se fabrica en una planta de Michigan tiene 20% de contenido mexicano, igual que el SUV BMW X5 que se ensambla en Carolina del Sur. La pickup Jeep Gladiator que se fabrica en Ohio tiene 21% de contenido mexicano, el Chevrolet Malibú que se fabrica en Kansas tiene 22%, mientras que el Volkswagen Atlas que se fabrica en Tennessee tiene 35%, según datos del acta estadounidense de etiquetado de automóviles (AALA por sus siglas en inglés).
Este nivel de integración regional, que en algunos casos es incluso global, se ha entretejido en los últimos 20 años bajo el paraguas del TLCAN y de otros acuerdos comerciales con la Unión Europea y algunos países de Asia. Es por eso que cuando los componentes provenientes de Asia y Europa empezaron a escasear, debido a los cierres de las plantas por el coronavirus, el reloj de la industria en Norteamérica se detuvo.
El miércoles 18 de marzo, casi dos semanas antes de que México publicase la lista de actividades esenciales en el Diario Oficial de la Federación, Honda, Toyota, Audi, General Motors, Ford y Fiat Chrysler anunciaron suspensiones temporales en sus plantas mexicanas. El viernes 20, Nissan y Volkswagen se sumaron a la lista y el lunes 23 de marzo BMW y Mazda también confirmaron la suspensión de actividades en sus complejos. La mitad de esos anuncios fueron hechos desde los corporativos regionales de las empresas, con dirección en Estados Unidos, y aplicaron no solo a las plantas mexicanas sino también a las de Estados Unidos y Canadá.
Solo Kia, que continuó la operación de la planta de Pesquería durante marzo, ante la demanda global de los modelos Rio, Forte y Hyundai Accent, cerró el 6 de abril, luego de que el gobierno mexicano solicitó a todas las empresas que no entraron en la lista de actividades esenciales parar operaciones.
Todas las plantas de vehículos ligeros continuaron cerradas durante abril, mes en el que la curva epidemiológica en Estados Unidos se disparó y superó el millón de casos. Pero con la elección presidencial estadounidense a la vuelta de la esquina, Donald Trump quiere reactivar la economía y arrancar las plantas aún con nuevos casos acumulándose cada día.
Trump's push to open economy could come at cost of lives. https://t.co/oa2TfCbRT5
— ABC News (@ABC) March 26, 2020
Piden apertura regional y sincronizada
Con los primeros anuncios de las reaperturas de las fábricas de vehículos en Carolina del Sur, Alabama y Georgia, bastiones republicanos que apoyaron la visión de Trump de arrancar la reapertura económica, las peticiones para permitir el reinicio de operaciones del sector automotriz en México, que es el mayor proveedor de autopartes para Estados Unidos, hicieron eco en ese país.
A mediados de abril, la Asociación Nacional de Fabricantes (NAM, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos envió una carta al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador , para solicitar que las industrias esenciales de ambos países estuvieran relacionadas a fin de evitar interrupciones en la cadena de suministro regional.
Dos semanas después, senadores estadounidenses enviaron una carta a Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, en la que le pedían solicitar a México la reapertura de las actividades económicas no esenciales. “A medida que México continúa con su propio cierre de ‘actividades no esenciales’ para reducir la propagación del coronavirus, queda claro que nuestras cadenas de suministro integradas continuarán sufriendo interrupciones”, apunta la carta.
Durante abril, las marcas vendieron alrededor de 600,000 vehículos en Estados Unidos y casi 35,000 en México. Guido Vildozo, analista de IHS Markit, explicó en una videoconferencia a principios de mayo, que los inventarios de vehículos están a punto de agotarse. “Si los fabricantes no reinician actividades antes de que termine mayo podría haber un desabasto de unidades en la segunda semana de junio”, dijo.
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Para mayo se esperan ventas en Norteamérica de entre 900,000 y un millón de vehículos, y perderlas por falta de inventarios podría comprometer aún más la liquidez de las armadoras y de sus proveedores, poniendo en riesgo los millones de empleos que la industria genera en la región. Según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, las plantas de vehículos y de autopartes establecidas en el país generan 980,000 empleos directos.
Con poco más de 500,000 empleos perdidos en México durante abril, debido al apagón económico derivado del coronavirus, y con la insistencia del ala republicana de Estados Unidos, encabezada por el presidente Trump, incrementó la presión en el gobierno mexicano para reiniciar la maquinaria industrial.
El Consejo de Salubridad General anticipó el martes 12 de mayo la incorporación del sector en la lista de actividades esenciales. La noticia fue ratificada en la edición matutina del Diario Oficial de la Federación del día siguiente. Todas las llamadas, reuniones, envíos de cartas y misivas realizados en las últimas seis semanas por la AMIA, la INA, la ANPACT y la AMDA, las asociaciones que representan al sector automotriz, a la oficina de presidencia, al Congreso y a las secretarías de Relaciones Exteriores y Economía, parecían haber dado fruto.
"Hoy tenemos una lista larga de actividades esenciales que han permanecido abiertas durante la Jornada de Sana Distancia y vamos a incorporar a tres que son fundamentales para la reactivación económica: construcción, minería y fabricación de equipos de transporte", dijo Hugo López-Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud.
El anuncio generó movimiento en los departamentos de recursos humanos de las empresas. Algunas incluso empezaron a organizar a los empleados para un regreso escalonado a partir del lunes. Pero las declaraciones contradictorias de la Secretaría de Salud, la del Trabajo y Previsión Social y la Oficina de la Presidencia durante el miércoles, más los cambios a los textos del DOF hechos el jueves, ocasionaron una confusión en las fechas de reapertura.
“El miércoles nos pidieron números de teléfono para crear grupos de whatsapp y organizar el regreso por áreas”, cuenta un trabajador de una marca asiática que pidió el anonimato. “Pero luego ya no nos dijeron nada. En la tarde ya nadie entendía nada”, añade.
Mensajes cruzados generan confusión
Tras ser borrada la página 29 del Diario Oficial de la Federación del miércoles, las plantas de autopartes y de vehículos amanecieron el jueves con la noticia de que finalmente no podrían arrancar operaciones sino hasta el 1 de junio. Del 18 al 30 de mayo las empresas solo podrían realizar actividades preparatorias, como adecuación de instalaciones y repartición de equipo de protección. La publicación generó alarma en el sector, principalmente entre los fabricantes de autopartes que el lunes 11 dijeron que ya contaban con los protocolos necesarios para arrancar esa misma semana.
“Ojalá que nos digan que podamos reiniciar este mismo miércoles para aprovechar el tercer turno de ese día para empezar a arrancar las máquinas, sanitizar instalaciones y organizar la entrega del equipo de protección”, dijo en videoconferencia Óscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), hace una semana. “Nuestros umbrales ya no son de días sino de horas. Estamos con el tiempo encima para arrancar y empezar a surtir a nuestros clientes en Estados Unidos, Canadá y México”, añadió.
Las plantas, de Honda, Toyota, Hyundai y Mercedes-Benz en Alabama, la de Kia en Georgia y las de BMW y Volvo en Carolina del Sur reiniciaron operaciones durante las dos primeras semanas de mayo. “Pero la de Honda, por ejemplo ya está considerando volver a cerrar porque no pueden recibir piezas desde México”, dijo en videoconferencia Eduardo Solís, miembro del consejo directivo de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y consultor independiente en comercio exterior, inversión y manufactura.
También la planta de Kia en Georgia se estaba quedando sin componentes mexicanos provenientes de las plantas de proveedores establecidas en Pesquería, Nuevo León, según confirmaron dos fuentes con conocimiento del tema. La planta de Mercedes-Benz en Alabama, una de las primeras fábricas de automóviles en los Estados Unidos en reabrir, anunció que cerraría nuevamente el viernes 15 de mayo debido a la escasez de piezas suministradas desde México.
“Mis contrapartes en Estados Unidos están muy nerviosas por lo publicado esta mañana [del jueves 14 de mayo]. Ellos no pueden abrir si nosotros no abrimos”, dijo Solís en una videoconferencia el jueves por la tarde. “Hay que hacer el lobbying necesario para buscar que se abra la posibilidad de arrancar la producción gradualmente antes del 1 de junio. Iremos con quien nos pueda escuchar: con el Senado, con la Cámara de Diputados y con los secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía”, dijo Solís.
El cabildeo tuvo éxito. El sector amaneció el viernes con la noticia de que su propuesta de permitir la reapertura de las plantas, conforme fueran implementando los protocolos de salud, había sido aceptada y se había incluido una modificación en el Diario Oficial de la Federación: si este proceso se logra concluir y se aprueba antes del 1 de junio de 2020, la empresa o industria correspondiente podrá dar inicio a sus operaciones.
“Me parece que todo esto [cambios de fechas y mensajes contradictorios entre los funcionarios] fue resultado de esta lucha de fuerzas interna que hay en el gobierno entre el tema de salud y el tema económico. Parece que la Secretaría de Economía y la de Relaciones Exteriores tienen muy claro que hay que avanzar [en la reapertura], pero la Secretaría de Salud piensa que debe de ser con mucha más precaución. Hay una falsa dicotomía entre el tema de salud y el económico que tenemos que romper”, dijo Solís, quien está convencido de que es posible tener una ‘reactivación segura’ con la aplicación de protocolos.
El regreso a la 'nueva normalidad'
Tras la luz verde que les ha dado el gobierno al sector, los fabricantes de autopartes y vehículos ahora tienen el reto de echar a andar a contrarreloj los protocolos en los que han estado trabajando en las últimas semanas, a fin de reducir el riesgo de brotes de coronavirus en las plantas. El Instituto Mexicano del Seguro Social tendrá 72 horas para autorizar a las empresas su reinicio de operaciones a partir de un cuestionario de 60 preguntas sobre la puesta en marcha de las medidas de seguridad.
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El gobierno no establecerá planes de inspección a las compañías que se reincorporen a las actividades. “Se les va a dar la confianza, no vamos a establecer trámites. Es a través de la confianza, por sorteo se van a aplicar inspecciones para verificar a las empresas”, dijo el fin de semana el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Mamparas que separan las mesas de los comedores y los asientos en los transportes, box lunch, turnos escalonados, cubrebocas y test en línea serán parte de la nueva normalidad a la que regresarán centenas de empleados a partir de este lunes.