El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, emprendió una campaña nueva el martes, 15 de octubre, con el fin de demorar la investigación de la Cámara de Representantes lo suficiente como para que Trump pueda poner a la opinión pública en contra. Se negó a entregar documentos relacionados con la hoy famosa llamada de Trump al presidente de Ucrania a finales de julio.
Sin embargo, los funcionarios de la Casa Blanca están cada vez más irritados por las revelaciones en las audiencias a puerta cerrada . Dado que no hay un abogado del presidente presente, les ha costado armar una defensa y casi todos los días se enteran de las noticias importantes a través de las noticias, según reportó CNN el martes.
Además, la posibilidad de que pronto llamen a declarar a John Bolton, ex asesor de seguridad nacional —quien podría tener pocos incentivos para defender al presidente que lo echó hace poco— no servirá mucho para convencer a los funcionarios de la presidencia de que no están volando a ciegas.
Los testimonios frescos de los días recientes han intensificado la crisis para Trump. Al parecer expusieron una campaña clandestina para saltarse a los diplomáticos estadounidenses que data de antes de la famosa llamada al presidente de Ucrania, en la que Trump pretendió conseguir información comprometedora sobre su posible contrincante en 2020, Joe Biden.
El lunes Fiona Hill, ex colaboradora de alto rango de la presidencia , declaró que había tratado de alertar sobre posibles actividades ilegales y que Bolton la había exhortado a hacerlo.
De acuerdo con el diputado demócrata por Virginia, Gerry Connolly, quien forma parte de la Comisión de Vigilancia de la cámara baja, George Kent, alto funcionario del Departamento de Estado, declaró el martes, 15 de octubre, que un supervisor le dijo que mantuviera un perfil bajo luego de que se quejara de la intromisión de Rudy Giuliani en Ucrania.