En cada uno de estos casos, los partidarios de Trump afirman que los demás fueron los que actuaron mal, no Trump. Pero en el caso de Cohen, Trump fue nombrado como coconspirador no indiciado en violaciones a los reglamentos de finanzas de campaña. Además, la suerte que correrán estos hombres pone en tela de juicio su argumento de que recluta "solo a la mejor gente".
Este nuevo drama es un recordatorio de que las acusaciones de corrupción y de tráfico de influencias se han adherido a Trump desde los apuros anteriores al que podría ser la causa de que sea el tercer presidente de Estados Unidos al que se le sigue un procedimiento de destitución formal. También podría indicar que la posición de Giuliani en su círculo íntimo se está volviendo políticamente insostenible, ya que sigue trayendo controversias a una Casa Blanca a la que de por sí le cuesta mantenerse a flote.
El jueves, CNN reportó sobre un episodio aparte en el que Giuliani aprovechó una reunión en el Despacho Oval con Trump, en 2017, para presionar a Tillerson para que respaldara un intercambio de prisioneros para disuadir al Departamento de Justicia de enjuiciar a un empresario turco acusado de violar las sanciones a Irán.
Lee: El proceso de destitución en EU pone en aprietos a los republicanos
El empresario, Reza Zarrab, tenía lazos con altos funcionarios turcos que habían presionado a Estados Unidos para que se desistiera de demandar a Zarrab por violaciones a las sanciones a Irán por el tema del programa nuclear. Zarrab era cliente de Giuliani. Bloomberg News tuvo la primicia sobre la reunión en la Casa Blanca.
Una persona que tiene conocimiento de la reunión dijo que Trump invitó a Giuliani y a Michael Mukasey, ex secretario de Justicia, para que convencieran a Tillerson.
Tras la reunión, Tillerson le mencionó lo hablado al entonces jefe de despacho, John Kelly, quien no estuvo presente, y señaló que no podía respaldar un acuerdo así.
Al parecer, el encuentro es un claro ejemplo de que Giuliani ha usado su relación con Trump para sus propios objetivos personales o empresariales y pone en riesgo los intereses de Trump, cosa que supuestamente es lo único que debería importarle a un abogado contratado.
Esto suscitará nuevas dudas sobre si el presidente de Estados Unidos volvió a abusar de su poder en un intento aparente de consumar el trato.