"Siento una semi obligación, como presidente de Estados Unidos, de estar en las Naciones Unidas para pronunciar un discurso que será importante", dijo Trump durante una rueda de prensa a mediados de agosto, cuando anunció que intentaría viajar en persona a Nueva York para dar su alocución anual.
Un objetivo frustrado
La Casa Blanca anunció el jueves que Trump finalmente no dará en persona su discurso, algo que le habría convertido en la excepción a la regla que siguen el resto de líderes, con sus videos pregrabados.
Ese contraste habría sido, "irónicamente", un "símbolo apropiado de lo que han sido sus cuatro años en el poder", según Stewart Patrick, experto en la ONU y la política exterior de Estados Unidos.
"En la era de 'Estados Unidos primero', son menos los países que están siguiendo el liderazgo de un Estados Unidos, que le ha dado la espalda al mundo", opinó el analista del Council on Foreign Relations, en Washington.
Cuando Trump dé su discurso, quedará menos de un mes y medio para las elecciones del 3 de noviembre, en las que se juega un segundo mandato, y los expertos consultados coinciden en que su audiencia prioritaria serán los votantes en Estados Unidos, y no los diplomáticos de la ONU.
"Lo único que le importa ahora mismo al presidente es evitar el repudio de los votantes estadounidenses" en las urnas, subrayó Patrick.